Venecia es una de las ciudades más bonitas de Italia por su monumentalidad, su orografía y por su cultura. De Venecia podemos destacar un buen momento para ir, a saber, en el Carnaval de Venecia, el momento donde la ciudad se pone patas arriba y se confunden el lugareño y el viajero, el disfrazado y el que no lo está, momento en el que las personalidades se confunden, la vida coge otro rumbo.
Pero no sólo en los carnavales, es recomendable durante todo el año ya que hay muchas cosas que visitar en Venecia. Sus calles y barrios son casi conocidos mundialmente tal como el que hoy comentaremos. Así pues, cojamos el mapa de Venecia y miremos donde está el barrio de San Marcos, el objeto de nuestro post de hoy.
El barrio se sitúa en la parte sureste de Venecia y ha sido desde siempre, desde la fundación de la ciudad, el núcleo central de la ciudad. Así, justo en la Plaza San Marcos, los fundadores de la ciudad se establecieron durante su huida de Malamocco y al buscare un lugar más estable fundaron el visitable Palacio Ducal, fortaleza principal de la ciudad y la Basílica de San Marcos, templo principal de la ciudad. Estos dos edificios serían al cabo de la historia uno de los lugares más visitados del mundo.
Rodeado por el meandro del Canal Grande, el sestiere o barrio de San Marcos fue con los siglos ampliándose y hoy se constituye como el espacio público más importante de la ciudad, el único que de verdad merece el nombre de “plaza” de lugar concreto, a diferencia de otras plazas de Venecia que se hacen llamar “campos”.
La plaza San Marcos ha sido siempre epicentro de las fiestas más importantes de la ciudad, desde la caza al cerdo y las corridas del siglo XII, a las llamadas “fatigas de Hércules” (espectáculo gimnástico del siglo XVII), o las procesiones religiosas del Corpus Domini. Todo esto sin olvidar el ya comentado carnaval de Venecia, donde la plaza se transforma en un lugar fantasiosos lleno de colores.
En la Plaza de San Marcos desde siempre se celebran las fiestas más importantes de la ciudad: desde la caza al cerdo y las corridas del siglo XII, a las “fatigas de Hércules”, espectáculo gimnástico del siglo XVII, o las procesiones del Corpus Domini en la feria de la “Sensa”, para terminar con el carnaval, en el que, desde hace siglos y cada año, la plaza se transforma en un mar de colores.
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