Marruecos es un país fascinante lleno de contrastes. Playa, montaña, ciudades, modernidad y hasta barrios intactos que siguen igual al paso de los años. La ventaja es que cada vez hay más vuelos a Marrakech y con precios realmente económicas para pasar unas vacaciones completas.
Los mejores meses para viajar a Marrakech son los meses más suaves, como primavera, otoño y hasta invierno. En julio y agosto, aunque sea la preferida por los turistas, las temperaturas alcanzan grados realmente elevados.
Caminar por sus barrios antiguos nos llena de cultura. Veremos gente y rincones realmente muy diferentes a los nuestros. Un ejemplo es el barrio de Mellah, con callejuelas y casas típicas, además de alguna tienda de especias que siempre son visitadas por encontrar toda clase de remedios naturales para nuestra belleza y dolores leves.
Mellah está cercano a la Plaza Jamaa el Fna, una de las más grandes y extensas del mundo, nombrada Patrimonio Oral de la Humanidad. Es un ir y venir de gente a todas horas y un emblema para la cultura árabe. Además de su tradición, la modernidad la vemos alrededor de la plaza con toda clase de restaurantes de cocina árabe y francesa.
Una propuesta es cenar en la terraza del primer piso de tales lugares (muy solicitados) desde donde ver las mejores vista a toda la plaza. El ruido y el colorido es único. Los grupos bereberes danzan y cantan al sol de ritmos tradicionales. La plaza no conoce aburrimiento y agrupa y mezcla musulmanes, turistas y gente llegada de todas parte.
En Marrakech también existen otro barrios algo más modernos. Para ello, tendremos que coger un transporte o caminar hasta después de las murallas que encierran la parte más antigua. En esta zona, recomendamos visitar el Jardín Majorelle, un espacio lleno de colorido y vegetación que sorprende a todo el mundo.
Foto: tiseb