Francia es un país que no tiene rincón donde no haya algo especial. Orleáns, situado en el Loyra y llamado «Gran dama del Loira» no es ni mucho menos una excepción. Repleta de Historia e historias seguro que nos sorprenderá, pues su magia se encuentra paseando, desubriendo rincones aislados, rincones que a cada uno le llaman la atención de forma distinta. Pequeña pero única.
Parece curioso, pero antes de llegar o una vez lleguemos a Orleáns hay que echar por tierra un par de tópicos, y es que en Orleans no hay castillos y Juana de Arco no nació aquí. Si superamos estos tópicos y nos hacemos una idea libre de la ciudad podremos disfrutar de ella al máximo, podremos descubrir secretos y encantos de la ciudad más famosa y bella, o al menos una de ellas, que está a orillas del Loira.
Pasear por Orleáns es casi una obligación, siempre dominada y a la vista de las altas torres de la catedral de Sainte Croix este templo nos puede servir como punto de inicio de nuestra visita. Aquí podremos observar, al estilo comic, en las vidrieras de la catedral, la vida de Juana de Arco, desde su revelación hasta la muerte en la hoguera, donde las gárgolas, según comentan, también sirven además de decorar para espantar malos espíritus. Esta catedral aún conserva más atractivo que uno mismo podrá descubrir, pues medio milenio tuvo que pasar para ver construida la catedral.
Otro lugar a visitar puede ser el Hotel Grôslot, con cuadros, muebles, sillas y tapices del siglo XV, así como la atalaya de Orleás, de estilo renacentista y marinera. El Museo Histórico no lo podemos perder, así como tampoco diversos monumentos que están, quizás, en segundo plano.
No nos cansaremos de decir que por Orleáns hay que pasear, hay que estar al aire libre y recorrer sus plazas animadas como la plaza de la République o las callles Royale o Borgogne, con una larga avenida peatonal que conserva la esencia de una época pasada donde antes transitaban y trabajaban las prostitutas.
Foto Vía: Calips