Viena es conocida por muchas cosas. Una de ellas, más allá de las atracciones turísticas, palacios y casas nobles que ver en Viena, la ciudad también tiene una atracción cultural graciasa a los bailes.
A lo largo del año, en Viena se suceden más de 300 galas y bailes que comienzan en enero y duran hasta inicios de marzo en los carnavales originales de la capital austríaca.
De hecho su climax lo vive desde enero hasta primavera, sobre todo ahora, en enero y febrero, se bailan a ritmo de vals al compás de tres por cuatro en locales que, curiosamente, en las habitaciones de al lado se mueve el esqueleto a ritmo de música tecno o disco.
Como bien es conocido, el preludio de la temporada de bailes de Viena llega en Nochevieja y su tradicional Kaiserball, el baile imperial en un entorno incomparable, como no podía ser de otra forma, en el Palacio Imperial. En este mismo lugar tienen lugar otros muchos eventos y galas con mucho nombre, a saber, el Jägerball, es decir, el baile del cazador; el Arzteball, el baile del médico y por primera vez en la historia, este año se ha hecho el Regenbogenball, es decir, el baile del arcoíris, donde la comunidad de gays y lesbianas enseña que éstas también son sus costumbres.
Quizás el baile más impresionante es el del Kaffesiderball, donde cada año se congregan alrededor de 5000 personas en el Palacio Imperial de Viena y sus salas de baile. Muchos invitados suelen acabar el baile en el Café Landtmann, donde emulando el pasado suelen llegar en carruaje.
No obstante, sin duda el más legendario baile es el del Opernball, el baile de la ópera, que este año se celebra el día 3 de marzo y que tiene lugar en la Ópera Nacional. Se trata del único día del año que se puede ver la Ringstrasse por dentro y fuera, tanto su elegante arquitectura como los bastidores.
Foto Vía: Peter Gerstbach