Hablar de este lugar requiere remontarse a más de doce mil años, época en que el mar invadió los valles de la región a causa de un lento pero inevitable calentamiento de la tierra que fue la continuación de los períodos glaciares.
Nos referimos a Las Calanques, un sitio ubicado entre Callelongue y Port Pin, en la costa que sirve de unión a Cassis con Marsella y que forma un paisaje natural increíble por su majestuosidad uno de los escenarios más escarpados que existe en el Mediterráneo.
Esta sucesión de acantilados calcáreos de tonalidad blanca que siguen su camino precipitándose al mar y que dieron lugar a la aparición de pequeñas calas son un espectáculo indescriptible y el sitio ideal para los amantes de los deportes extremos.
En el pasado el hombre realizó algunas obras en la zona como refugios de pastores y hornos de cal de los cuales aún hoy pueden verse algunos restos, siendo sobrevivientes una flora riquísima con más de novecientas especies vegetales y una fauna donde es posible ver especies como el águila de Bonelli, el búho real o el halcón peregrino.
En la zona existen numerosos senderos que son el camino para llegar al punto más elevado de las Calanques, perfectas rutas para quienes practican escalada y desean enfrentarse a un desafío constante donde la adrenalina estará siempre en su punto máximo.
También, es posible admirar este magnífico rincón natural de increíble belleza contratando alguna excursión en barco que permite ver toda esta zona del litoral francés.
Una de las rutas parte en el puerto pesquero de Cassis en la Costa Azul. Un sitio encantador y pintoresco dominado por el castillo de los Condes de les Baux construido en la época romana.
Desde Cassis y tomando hacia Marsella, la primera calanque la más larga es la de Port Miou, siguiendo la ruta se llega a la de Port Pin y a partir de aquí el resto del camino las Calanques pueden disfrutarse en todo su salvaje esplendor.
Los escaladores que ya conocen la zona aprecian la de En-Vau, poseedora de una pequeña playa de blancas arenas que contrastan con la tonalidad turquesa del agua y un camino natural que lleva hasta la Gruta del Diablo.
Muy cerca de allí se alzan las Calanques de Castelviel para seguir un camino cada vez más empinado sobre las aguas que alcanza los 460 metros donde se encuentra Grande Candelle.
De aquí en más la ruta continua de forma vertiginosa hacia la calanque de Devenson y el Ojo de Vidrio, una impresionante roca excavada en lo alto de la pared que debido a sus reflejos calizos se transformó en un faro natural.
Por último aparecen la calanque de Sormiou y le siguen las de Morgiou y les Goudes, todas ellas habitadas por pescadores que trabajan allí haciendo la faena y usando para dormir una pequeñas construcciones con forma de cabañas
Las calanques, además de ser ideales para la práctica de escalada deportiva son también consideradas como una de las mejores zonas de Europa para la práctica de buceo, siendo la mejor época para practicar ambos deportes, la primavera donde aún el turismo no ha invadido el lugar.
Para quienes recién se inician en este tipo de deportes es necesario que cuenten con el equipamiento apropiado ya que tanto los senderemos como los caminos son de piedra y a esto se suma el viento y el calor, debiendo estar preparados para afrontar la odisea y vivir una experiencia inolvidable.