Si hay un monumento que se haya convertido en el símbolo de la ciudad australiana de Sidney ese no es otro que su famosa Ópera. Y es que hoy todo el mundo que piensa en dicha urbe la imagen que primero representa en su mente es esta edificación musical que está declarada Patrimonio de la Humanidad desde el año 2007.
En el año 1959 fue cuando se iniciaron las obras de construcción de este espacio cultural, diseñado por el arquitecto danés Jorn Utzon, que se enmarca dentro del estilo expresionista y que ocupa una extensión de 1,8 hectáreas.
120 metros de ancho y 185 metros de longitud son las dimensiones de la Casa de la Ópera de Sidney, inaugurada en 1973, que se caracteriza fundamentalmente por su apariencia externa. Y es que la misma está conformada por una serie de grandes conchas que le otorgan una imagen vanguardista, diferente y llamativa. Conchas aquellas superpuestas que se identifican a su vez por el hecho de que están decoradas con más de un millón de azulejos de color crema y blanco.
Sus bóvedas, la belleza de su sala principal o el sistema de abanicos que poseen sus vigas para soportar el peso de la estructura son, no obstante, otros de los elementos más significativos de este símbolo de la ciudad australiana.
Un espacio este que se ha convertido en escenario fundamental de la vida de la urbe. Tanto es así que precisamente en él es donde se llevan a cabo las distintas celebraciones de la llegada de Año Nuevo, entre otros eventos. Sin embargo, su función principal es la de acoger en su seno impresionantes representaciones musicales, operísticas, teatrales o de ballet.