Apenas 600 habitantes viven en el pequeño pueblo de pescadores de Katakolon. Muchos podrían pensar que se trata de un lugar poco especial, desconocido para la mayoría. Sin embargo tal vez sea uno de los rincones más apreciados por los turistas de cruceros. Su cercanía con el sitio arqueológico de Olimpia lo convierte en una escapada singular y atractiva.
Sin ir más lejos son muchos los cruceros de verano online que ofrecen la posibilidad de llegar en barco hasta Katakolon. Situada al norte del Peloponeso y a orillas del mar Jónico, la belleza natural de su entorno se mezcla con la historia y el arte. Resulta un placer alojarse en la tranquilidad de su ambiente, en la agradable sensación de sentarnos en las terrazas de los restaurantes y disfrutar de las vistas y la gastronomía local.
Subiendo desde el puerto podemos perdernos en la pequeña maraña de sus calles. Tiendas de souvenirs con artesanías griegas de artistas locales, bares y tabernas de vino, pescados y mariscos, pequeños hoteles y bungalows, plazas e iglesias de estilo griego y un faro desde el que contemplar un asombroso atardecer. La calma que se respira solo se ve un poco alterada por el bullicio de turistas que durante el día se acercan hasta aquí.
Lo mejor es alojarse al menos una noche y así vivir el descanso que proporciona la noche de Katakolon. Ver los barcos ir y venir desde el puerto, sentados junto al mar, ver pasar a la gente del pueblo en sus quehaceres diarios y, sobre todo, el trasiego del puerto, de aguas profundas, ideal para la llegada masiva de cruceros.
Precisamente desde el puerto se puede ir fácilmente a pie hasta la playa. Un lugar familiar para venir con niños, con buenos servicios y un par de bares, tabernas y chiringuitos para comer y tomar algo. El único pero que le pongo a esta zona es que suele ser propensa a la aparición de medusas, algo que por temporadas es bastante molesto.
Por lo demás Katakolon es un destino singular y sugerente. Se puede llegar en barco, en coche e incluso en tren a través de la línea Olimpia-Katakolon. Si estáis por aquí deseosos de ver las ruinas del origen de las Olimpiadas, daros el capricho de visitar este pequeño pueblo lleno de encanto.
Foto Vía Mi Camarote