Alemania es, quizás, uno de los países más desconocidos en lo que a viajar por Europa se refiere. Es verdad que Berlín recibe millones de visitantes cada año pero… ¿se han planteado alguna vez viajar al fondo, a la esencia de la Alemania profunda? Una buena manera de conocer la Alemania interior, puede ser visitar la Selva Negra.
Como su nombre indica, la Selva Negra, región que se sitúa al suroeste de Alemania, comprende una inmensidad de densidad forestal, donde sus árboles típicos son los abetos altos y espigados. Los paisajes montañosos, valles verdes y profundos, lagos con sorprendentes balnearios, altas cascadas y pueblos con varios siglos a la espalda caracterizan uno de los núcleos turísticos más antiguos y desconocidos del viejo continente.
Se puede empezar su recorrido por Friburgo, capital de la región. Su universidad Albert-Ludwig, fue fundada en 1456, proyectó culturalmente la ciudad e incluso hoy día, en sus calles nos encontraremos con un ambiente joven, universitario. No obstante, el símbolo de la ciudad es la catedral, una impresionante iglesia de piedra arenisca rojiza que emprendió su construcción allá por 1200 y no pudo ser finalizado hasta el sigo XVI. Su bonita torre de 116 metros de altura ha sido calificada como “la más hermosa de la cristiandad”. Otro de los edificios más visitados de la ciudad es la Casa de la Ballena, donde residió el famoso humanista y filósofo Erasmo de Rotterdam entre 1529 y 1531.
En los alrededores de Friburgo podemos ir al balneario del lago Titisee, el cual recibió el nombre del emperador Tito y que se sitúa en la orilla nordeste del lago más grande y popular de la Selva Negra.
Si vamos a Hinterzarten, podemos programar una ascensión al pico más alto de la Selva Negra, a Feldberg, de 1493 metros de altura. Otra de las paradas obligatorias es la localidad de Staufen, donde en la posada Zum Löwen fue hallado muerto en 1536 el alquimista Johannes Faust, más conocido como Fausto y que alimentó una leyenda que influyó a uno de los más grandes románticos alemanes, a saber, Johann Wolfgang Goethe.
Volviendo a los parajes naturales, las cascadas de Triberg, las mayores de Alemania con 163 metros de altura, forman un espectáculo que deleitará a todo tipo de personas.
Foto Vía: MundoAC