Estrasburgo, la capital de la provincia francesa de Alsacia-Lorena, ofrece una agradable combinación de arquitectura medieval alemana y un fino y elegante ambiente francés. Situada en la parte más oriental del norte de Francia, Estrasburgo era una ciudad alemana antes de pasar en 1681 a territorio francés. La influencia germana es evidente en su gastronomía, en la atmósfera medieval y, curiosamente, en sus hoteles.
Estrasburgo tiene muchos lugares de interés, por lo que debéis incluirla en vuestro lugar de destino en unas vacaciones por Francia, aunque a menudo haya sido considerada una ciudad de negocios, ya que aquí se encuentran el Tribunal de Derechos Humanos y el Tribunal Europeo de Justicia.
Una buena idea para recorrer Estrasburgo es hacerlo en barco por la mayoría de sus lugares de interés. Pasa por muchas puertas medievales de la ciudad, o la Petite France, con sus casas medievales de entramado de madera, y el Palacio Rohan, donde se alojó una vez María Antonieta, hoy convertido en un museo. También se pasa por los dos tribunales de justicia, edificios diseñados por el arquitecto inglés Richard Rogers.
La principal atracción de Estrasburgo es su catedral gótica de piedra arenisca de color rosa, con su aguja que Víctor Hugo consideró como lo más bonito de la Catedral. Cuando se ilumina por la noche, esta catedral parece ser una extraña combinación de belleza medieval y moderna teconología. El reloj astronómico del siglo XVI, con sus figuras talladas en madera que representan a los doce apóstoles, es muy interesante de ver todos los días a las 12.30 horas. Hay mucha gente que se acerca a ver esta danza, por lo que os recomiendo ir temprano.
De la Catedral nos dirigimos al distrito de la Petite France, con sus estrechas calles y su arquitectura tudor. Aquí es muy fácil de imaginar la Edad Media, ya que se nos aparece casi intacta. Se trata de uno de los rincones históricos más fascinantes de la ciudad. Tranquilo de día, está muy animado por la noche, con la gente disfrutando de sus cafés y excelentes restaurantes, así como los artistas callejeros. Abundan sobre todo los restaurantes franceses y alemanes.
Estrasburgo tiene también excelentes tiendas en la Plaza Kleber, su principal plaza pública a lo largo de la Ciudad Vieja. Yo os aconsejaría visitar Estrasburgo después de ir a París, veréis cómo pasáis de una ciudad concurrida a una mucho más tranquila.
Cómo llegar
La mejor forma de llegar hasta Estrasburgo es en tren desde París. A pesar de que se tarda unas cuatro horas, es bastante barato. Una vez pasadas las afueras de París, el tren discurre por paisajes pintorescos con viñedos, colinas y antiguos pueblos y ciudades construidas en piedra. La estación de tren de Estrasburgo está en el centro de la ciudad, y hay muchos hoteles cercanos
Foto: Vía Afcanberra