El misterioso pueblo abandonado de Doganbey en Turquía

 Doganbey

A veces resulta sorprendente lo que podemos encontrar por pura casualidad, ese secreto que guarda celosamente un país y que nos era totalmente desconocido. Eso es lo que nos pasaría si, en nuestro viaje a Turquía, nos encontráramos con el abandonado pueblo de montaña de Doganbey. A Doganbey sólo se puede llegar a través de una retorcida carretera de montaña, que se estrecha aún más a medida que nos acercamos al pueblo.

Doganbey está situado a unos 20 kilómetros al oeste de la histórica ciudad de Mileto, y a 80 kilómetros de Soek, en Anatolia, en la costa oeste de Turquía, junto al Mar Egeo. Habiendo llegado a Mileto, en vez de girar a la derecha en dirección a Soek, tenemos que tomar una pequeña calle lateral que nos señaliza Doganbey. La carretera tiene muchas curvas y revueltas, hasta que termina en un sendero de gravas y piedras. No hay posibilidad de ir a ningún otro sitio, ya que la carretera termina aquí.

Detenemos el coche y salimos. Lo primero que nos impacta es el poderoso silencio que reina en Doganbey. No se oye ningún sonido, no hay señales de vida, ni siquiera los siempre presentes perros callejeros o los rebaños de ovejas. Podéis mirar hacia un lado y otro y encontraréis un pueblo completamente deshabitado, con la mitad de los edificios casi en ruinas.

Un arroyo fluye a través de un barranco que divide en dos el pueblo. Los matices y tonos verdes que cubren el suelo y las montañas que rodean Doganbey nos ayudan a tomar aliento e inspirarnos en la maravilla que fue este pueblo. Es difícil imaginar que una simple mala cosecha pudiera haber sido el motivo por el que los habitantes abandonaron este pueblo.

 Doganbey

Las casas, y hay muchas, son de una sólida estructura de piedra, y no hay síntomas de que un terremoto haya podido destruir el asentamiento. Pero nadie en torno al pueblo nos da una explicación del abandono. Un pequeño ruido que proviene de una cercana cascada de un escarpado acantilado es lo único que interrumpe el profundo silencio. El lugar ofrece paz y tranquilidad, una belleza un poco triste y melancólica.

A medida que vamos subiendo la empinada ladera, observaremos nuevas puertas y ventanas en las casas de la parte alta de la montaña. Algunas macetas florecen aún en las terrazas. Cualquiera que haya sido el motivo del abandono de Doganbey, el lugar es hermoso y exhibe muestras de que otros pensaron lo mismo que nosotros hace tiempo.

Poco a poco dejaremos atrás el pueblo, siguiendo el camino de vuelta, de nuevo hacia abajo, un camino que nos devuelve al ruido y al bullicio de la civilización. A pocos kilómetros, como por arte de magia, surge un maravilloso y solitario restaurante de pescado, preparado a fuego.

Para los amantes del romanticismo y el misterio, vale sin duda la pena tomar un desvío y visitar Doganbey. Es muy raro encontrar un rincón tan virgen y solitario en una región tan turística.

Foto 1: Ephesus Guides

Foto 2: Flickr