Si bien el primer nombre de esta ciudad fue Marroukech que quiere decir «vete deprisa», en realidad, esto se contradice con lo que siente cualquier viajero en estas tierras, y es que Marrakech es una ciudad que te invita a permanecer en ella para siempre.
Residencias de lujo, ferias y calles en donde se puede tomar té, escuchar a los músicos locales o ver encantadores de serpientes, Marrakech ofrece una visión camaleónica de sí misma pero sobre todo intensa para cualquier viajero que llegue a esta ciudad brillante y majestuosa que fuese bautizada como «La perla del Sur».
De hecho, fue en la época en la que reinaba la dinastía almohade que Marrakech se convirtiera en la capital del imperio del Magreb y Al-Andalus, y por tanto, fuera reconocida como la ciudad más importante del occidente musulmán.
Así, debido al comercio trans-sahariano la ciudad progresó y hoy en día, esta prosperidad se mantiene debido a su estratégica ubicación, es decir, entre las montañas del Alto Atlas, una depresión entre la costa atlántica y dos importantes ciudades comerciales Rabat y Casablanca.
En la actualidad, si decides hacer un viaje a esta ciudad, no puedes perderte toda su riqueza cultural y artística, así como tampoco sus paisajes inolvidables y sobre todo, alojarte en un riad, es decir la casa tradicional marroquí con jardín en el centro.
Finalmente, a continuación te diré brevemente los destinos imperdibles en esta hermosa ciudad, denominada «Patrimonio mundial» por la UNESCO:
- Jemaa el Fna, una plaza que es el corazón de la ciudad.
- El Zoco, kilómetros de tiendas, talleres y puestos con productos tradicionales.
- La Mezquita de Koutoubia que cuenta con una torre de 77 metros de alto y diferentes restos arqueológicos.
- El Palacio El Bahía con patios de mármol, olores a naranjos y jazmines y techos de cedro, entre otros.
Foto Jardin de la Menara: Jose Miguel.