Roma es una ciudad con una cantidad enorme de monumentos. Si nos pusiéramos a visitarlas todas necesitaríamos por lo menos una semana de un caminar diario. No obstante, están los típicos que todo el mundo visita y otros que no son tan conocidos o no entran en la ruta de un día. Los lugares que hoy presentamos son seguramente de esos monumentos secundarios que, aún así, son conocidos y merecen la pena.
Si estamos en uno de los hoteles en Roma, no podemos perdernos la Villa Borghese, el jardín más céntrico de Roma, parque que se extiende hasta los Jardines del Pincio por encima de la Plaza del Poppolo. Se trataba del patio de la familia ilustrisima de Roma y fue levantada por el Cardenal Scipione Borhese con la idea de albergar su gran colección de obras de arte. Y no es para menos, en los jardines podremos encontrar el Bioparco, el Museo Canonica, la Galleria Borhese y el Teatro Silvano Toti Globe entre otras atracciones.
Otro de los lugares más interesantes de Roma son las escalinatas de la Fontana della Barcaccia, la última obra de Bernini dirigida al Papa Urbano VIII. En la misma plaza, la de Mignanelli podremos ver una columna elevada coronada por una imagen de la Virgen María. La imagen lleva allí casi 150 años y se erigió cuando el Papa Pío IX proclamó la doctrina de la Inmaculada Concepción. Por otra parte, este era el lugar que en el siglo XVIII los artistas utilizaban para buscar trabajo y se convirtió pronto en el punto de encuentro para los visitantes de la ciudad.
Por último recomendamos uno de los monumentos con más valor de la época de la Antigua Roma. Se trata del Mausoleo de Augusto y se levantó en el año 28 a.C. para los fines que su mismo nombre indica. De hecho, Mussolini lo restauró con la intención de que fuera enterrado allí y añadió diversos edificios fascistas a su alrededor.
En fin, tres opciones para visitar una mañana o conocer más a fondo según los gustos.
Foto Vía: Alexander Z.