Reconozco ser un enamorado de algunos pueblos y ciudades de Alemania. Me encanta su carácter tradicional, su arquitectura, el entramado de piedra y madera de sus calles y balconadas. Uno de mis últimos descubrimientos fue la ciudad de Ulm, situada a unos 140 kilómetros al oeste de Munich, muy cerca del sigiloso caminar del río Danubio.
Reservé mis vuelos hasta aquí para conocer la historia y la impronta medieval de esta ciudad. Ya os hemos hablado en alguna ocasión de la Catedral de Ulm, ¿verdad?, considerada la más alta del mundo. Pero Ulm no es solo famosa por esta imponente estructura, sino por ser el lugar de nacimiento de Albert Einstein, aunque viviera muy poco tiempo en ella, y por la serena belleza empedrada de su centro histórico.
La primera visita, y posiblemente el recuerdo que mejor os llevéis de Ulm, es precisamente la de su catedral. Construida entre los siglos XIV y XIX, se la considera la iglesia más alta del mundo. Su campanario se sitúa a una altura de más de 161 metros. Os animao a subir los 768 escalones que os separan de una de las mejores vistas que recuerdo jamás. Dentro de la iglesia hay que destacar la sillería del coro.
Nuestra siguiente visita en Ulm nos lleva hasta el Rathaus o Ayuntamiento, situado en la Markplatz y construido en el año 1370. Impresionantes los murales y tapices que adornan sus paredes interiores, realizados en el siglo XVI. En la fachada del ayuntamiento también veréis un curioso reloj astronómico de comienzos del siglo XVI.
Ya que estáis por aquí, perderos por las callejuelas medievales del pintoresco Auf dem Kreuz, el casco antiguo de Ulm. La mayoría de sus casas pertenecen al siglo XVII, y es sin duda la mejor manera de llevarnos un recuerdo histórico de esta ciudad. Totalmente peatonal, lo podéis recorrer tranquila y perfectamente a pie. Sentaros en algunas de las terrazas de sus plazas y, como en cualquier punto de Alemania, celebrar vuestra visita con una cerveza.
Otro de los lugares imprescindibles que debéis visitar en Ulm es el Castillo Wilhelmsburg, situado en el monte Michelsberg, construido a mediados del siglo XIX. En realidad su función más importante la llevó a cabo durante la Segunda Guerra Mundial, ya que sus dimensiones sirvieron para acoger provisionalmente a los habitantes de la ciudad.
Como veis, Ulm es una ciudad que tiene su particular encanto y algunos monumentos de gran interés. Posiblemente no sea la ciudad más bonita de Alemania, pero quedaremos prendados de ella.
Foto Vía The World in Photos
