Bellísimamente dormida sobre el río Elba, Dresde, famosa por sus grandes edificios de estilo barroco, la Ópera de Semper y las maravillosas colecciones de arte, está siendo en estos años cuidadosamente restaurada. La mejor manera de empezar nuestra visita a la ciudad es tomando el gran ascensor al aire libre, contemplando la enorme galería que hay alrededor de la cúpula de la Frauenkirche. Son 67 metros de altura que ofrecen unas vistas espectaculares sobre el centro de Dresde y sobre el Elba.
La Frauenkirche, o Iglesia de Nuestra Señora, es una de las obras maestras del barroco europeo. Fue minuciosamente reconstruida, piedra a piedra, tras la reunificación de las dos Alemanias en 1989. Al igual que muchos otros edificios de la ciudad, fue tremendamente bombardeada en febrero de 1945 durante la Segunda Guerra Mundial. Ese mes, el 90 por ciento de la ciudad fue destruido por el fuego.
Usando los documentos que sobrevivieron al bombardeo, la Frauenkirche se restauró idéntica a la original, a excepción del órgano nuevo que se colocó. Casi la mitad de las antiguas piedras, ennegrecidas por el paso de los siglos, se incorporaron al nuevo edificio para hacer un maravilloso contraste con las piedras nuevas. El interior de la iglesia es blanco radiante, decorado con coloridos murales y la cúpula dorada.
El corazón del casco antiguo de Dresde es el Theaterplatz, una gran plaza al lado del río. La Catedral del siglo XVIII se halla en uno de sus lados, frente a la Ópera Semper, de renombre mundial por su acústica y diseño. La Galería Semper que completa la plaza alberga una de las mejores colecciones de arte de Tiziano, Rubens y Canaletto. Más allá de las galerías se encuentran los jardines del Palacio Zwinger, donde se ofrecen en verano conciertos al aire libre. En el interior del palacio se muestra una valiosa colección de porcelana china.
Un lugar ideal para ponernos al día de los 800 años de historia de los reyes de Sajonia es el gran mural de la Royal Mews. Tiene 100 metros de largo, y cuenta con más de 24.000 pequeñas baldosas de Meissen. Augusto el Fuerte fue el rey sajón más importante y muchos de sus proyectos se llevaron a cabo en la ciudad al otro lado del río, en lo que se conoce como Neustadt o Ciudad Nueva. Precisamente, una gran estatua ecuestre dorada de Augusto se halla al final del puente que conduce a Haupstrasse en la Ciudad Nueva, un amplio bulevar con árboles.
Neudstadt, la Ciudad Nueva, cuenta con numerosas mansiones barrocas que han sido restauradas, convirtiéndose muchas de ellas en boutiques, cafeterías, restaurantes y tiendas exclusivas. Se trata de una zona muy agradable de pasear, tanto de día como de noche, sobre todo por el área de la Konigstrasse, de calles empedradas.
Es fáci moverse por Dresde, con su eficiente red de tranvías y carriles bici al lado del río. Si visitáis Alemania no debéis perderos esta verdadera joya barroca, quizás la ciudad más bonita del país.
Foto 1: Icahdq
Foto 2: Flickr