Split es la segunda ciudad más grande de Croacia. Cuenta, junto a Rijeka, con uno de los puertos más grandes de todo el país, lo que la convierte en uno de los puntos claves de acceso a un gran número de islas turísticas de la zona. Desde Split podemos ir a islas tan demandadas como Brac, Vis, Hvar o Korcula. Existen un gran número de ferrys al día (en verano) para ir a cualquiera de ellas. Se recomienda coger el billete con un par de días de antelación y acudir con tiempo a la salida del barco si no se tiene plaza reservada.
Tanto las terminales de ferrys, trenes y autobuses están todas juntas y al lado del casco antiguo de la ciudad. El casco antigo alberga el Palacio de Dioclesiano, monumento declarado Patrimonio Mundial por la Unesco. El palacio tardó 10 años en ser construido con piedras traidas de la isla de Brac. El palacio es más bien una pequeña ciudad donde podemos encontrar tiendas, bares y viviendas. Indispensable es tocar el dedo gordo de la estatua de Gregorio dee Nin, obispo croata del siglo X y una de las imágenes emblemáticas de Split. Se dice que tocar dicho dedo trae buena suerte.
Si llegas a Split sin alojamiento no tendrás ningún problema en encontrarlo. En la zona donde se encuentran la estación de tren y autobuses suele haber cantidad de mujeres esperando para ofrecer habitaciónpor unos 15 euros la noche.
Split es sin duda un buen punto de partida para organizar escursiones tanto a las islas anteriormente mencionadas como a diferentes pueblos de la costa como Trogir, Sibenik, el parque natural de Krka, Makarska, Tucepy… Si en tu viaje por las costa de Croacia tienes pensado establecerte en un punto para moverte desde él a diferentes lugares, Split y sus alrededores son sin duda un punto de partida a tener en cuenta.