La costa norte de Croacia es un paraíso de pueblos pintorescos. Es la zona de la península de Istria, donde aparece encaramado Rovinj, un punto de encuentro para aquellos que viajan hasta la propia Croacia, a Eslovenia o Italia.
Rovinj es un histórico pueblo pesquero muy tranquilo y relajado. Nada que ver con las bulliciosas Split o Dubrovnik. Rodeados por el Adriático, los edificios de Rovinj y su centro histórico son tal vez de lo más peculiar del país.
Paseamos por la plaza del puerto, para seguir callejeando por sus callejuelas empedradas, siempre hacia arriba, entre un mar de edificios. La Iglesia de Santa Eufemia y su campanario es el punto más alto de Rovinj. Desde allí tendremos unas vistas espectaculares.
Sin ir más lejos, acercaros a este punto al atardecer, y luego bajar hasta los cafés y terrazas del puerto. Más tarde, lo mejor es buscar un buen restaurante, para saborear el preciado marisco del Adriático. Al día siguiente, por la mañana, podríamos explorar algunas de las maravillosas playas de Rovinj.
En cualquiera de estas playas tal vez podáis alquilar un bote para recorrer la pequeña bahía de la Isla de Santa Catalina. Desde ella, a la vuelta, tendréis una vista preciosa de Rovinj.
Si este pueblo se os queda pequeño, nada mejor que tomar un autobús hasta la vecina Pula, donde hay un teatro romano, o bien en otro autobús, o en barco, visitar el Parque Nacional de las Islas Brijuni.
No preocuparos por el alojamiento, ya que en Rovinj hay una gran cantidad de hoteles, hostales e incluso campings. De todas maneras, en la zona se está llevando últimamente el alquiler de casas rurales, algo mucho más económico. En cualquier oficina de turismo de Rovinj os pueden dar un amplia lista de estas casas.
Quizás la costa de Croacia, la que baña el Adriático, no sea muy conocida entre los turistas. Sin embargo, nosotros no dejaremos de recomendárosla. Pueblos pintorescos, tradiciones populares y un ambiente estupendo. Rovinj es uno de los lugares que no deberíais perderos.
Foto Vía Akk Rus