Quien tenga la oportunidad de realizar un viaje a Brasilia debe saber que no sólo podrá disfrutar en dicha ciudad, capital de Brasil, de una estupenda climatología y de celebraciones insignes sino también de un conjunto de rincones que merece la pena visitar sí o sí.
En concreto, para quienes no deseen perderse ninguno de los lugares más emblemáticos, aquí les damos a conocer algunos de los más especiales, significativos o singulares. Aquellos que, bajo ningún concepto, hay que perderse:
Catedral. Catedral Metropolitana de Nuestra Señora Aparecida es el nombre por el que se conoce a este templo que comenzó a construirse en el año 1958. El famoso arquitecto brasileño Óscar Niemeyer fue quien se encargó del proyecto de aquel que es conocido fundamentalmente por su estructura en forma de hiperboloide.
Plaza de los Tres Poderes. Uno de los rincones abiertos más conocidos de Brasilia es, sin duda alguna, esta plaza que recibe dicho nombre porque a su alrededor se encuentran los tres edificios en los que tienen sus sedes los tres poderes existentes: el edificio del Supremo Tribunal Federal que pertenece al Poder Judicial, el Palacio de Planalto que es del Poder Ejecutivo y finalmente el Congreso Nacional que es sede del Poder Legislativo.
Palacio de la Alvorada. El anteriormente citado arquitecto es también quien llevó a cabo dicha construcción que ejerce como residencia oficial del presidente del país. Unos 7.000 metros cuadrados son concretamente los que dan forma a aquel, puesto en pie a mediados del siglo XX, que cuenta con sala de música, helipuerto, comedores, salas de reunión y biblioteca.
El Lago Paranoá o el Puente Juscelino Kubitschek son otros de los rincones igualmente interesantes de la ciudad de Brasilia.