El pasado 5 de diciembre fallecía en su Río de Janerio natal el arquitecto Oscar Niemeyer. Diez días después hubiese cumplido 105 años, un hombre de quien siempre tendré la imagen de su rostro arrugado y sus ojos embozados en una sabiduría genuina y particular. Un auténtico genio cuya obra construida es uno de los grandes símbolos de la arquitectura del siglo XX.
Desde el hospital en el que falleció, el cortejo fúnebre se dirigió hasta Brasilia, la ciudad que Niemeyer ayudó a crear, hoy capital de Brasil. La mayoría de sus edificios residenciales, comerciales y administrativos llevan la firma del artista brasileño. Ni que decir tiene, por tanto, si estáis mirando vuestra selección de vuelos a Brasilia la Ruta Niemeyer por la ciudad es uno de los grandes atractivos de la misma.
Hace apenas unos años la Oficina de Turismo de Brasil promocionaba esta ruta entre sus turistas. No en vano la capital de Brasil es la única ciudad del mundo construida en el siglo XX declarada Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Una ciudad de anchas avenidas, moderna y contemporánea, que conjuga perfectamente la belleza arquitectónica con la vida saludable de sus parques y jardines.
La Ruta Niemeyer comienza en la Casa das Canoas, proyectada en 1951 como la residencia del arquitecto durante su estancia en la capital. Está situada en el barrio de San Conrado, un poco alejada del centro. Desde aquí hay que tomar un taxi para llegar a la Obra do Berço, en el barrio de Lagoa, y comenzar la ruta propiamente dicha en el interior de Brasilia. Os recomiendo que uséis el transporte público, ya que las distancias son un tanto largas para hacerlas a pie.
La ruta prosigue por la Passarela do Samba, que incluye el Sambódromo, la Plaza de la Apoteosis con el Museo de la Samba y el Centro Integrado de Educación Pública. Esta Plaza de la Apoteosis es el centro neurálgico de Brasilia en carnaval. A lo largo del año se celebran en ella gran cantidad de espectáculos y otros eventos.
A partir de aquí nos quedan por visitar lugares y monumentos como la Iglesia de la Candelaria, el Banco Boavista de 1946, la imponente y vanguardista Catedral de Brasilia y la posibilidad de tomar un ferry hasta Niteroi. En este último enclave veremos el Museo de Arte Contemporáneo, la Fundación Oscar Niemeyer, la Plaza JK, el monumento a Roberto Silveira y el teatro popular.
Brasilia es una ciudad que sorprende a cualquier viajero. Con la muerte de Niemeyer son muchos los que, para el año próximo, tienen pensado visitarla y quedar deslumbrados ante uno de los grandes legados de su vida centenaria.
Foto Vía Arte y Arquitectura