Francia es un país que particularmente me encanta. Y no me refiero solamente a algunas de sus ciudades más conocidas, como puedan ser París, Lyon o Marsella, sino especialmente a sus pequeños pueblos. Esos lugares prácticamente desconocidos y que muchas veces encuentras por sorpresa en tu camino. Si tienes unos días y la oportunidad de alquilar un coche y moverte por el país galo, no pierdas la ocasión de visitar al menos uno de los rincones que te vamos a recomendar. Con Rumbo.es podrás preparar este viaje y muchos más.
Empezando por Le Puy en Velay, situado en el departamento del Alto Loira. Una pequeña población en donde destaca especialmente su catedral, monumento nacional francés y centro de peregrinación desde antes de la época de Carlomagno. Otro rincón especial es Baume les Messieurs, situado en el departamento de Jura. Algunos artistas lo han definido como un pueblo perdido en el valle, mismo título que una canción de Edith Piaf.
También tenemos Dinan, situado en el departamento de Costas d’Armor. Un lugar fortificado y con vistas al río Rance. Más conocido, posiblemente, es Cassis, un pueblo situado junto a Marsella y que cuenta con un pequeño puerto deportivo, el Port-Miou, con más de 500 yates. Muy diferente es el pueblo medieval de Sainte Eulalie d’Olt, enclavado en un paraíso de la naturaleza, en la orilla izquierda del río Lot. En él destacan la iglesia del siglo XI, el castillo del XV, el palacio renacentista y sus calles estrechas y sinuosas.
Muy pintoresco es también La Roque Gageac, situado a los pies de un acantilado, en la región de Aquitania, y a orillas del río Dordogne. Una hermosa panorámica del Mediterráneo y la Costa Azul se atisba desde Sainte Agnes, un pueblo que se halla a 800 metros de altura y de hermosas calles empedradas. En la Alta Normandía se encuentra Lyons la Foret, a orillas del Lieure y en un claro del bosque que precisamente lleva su nombre.
El pueblo de La Bastide Clairence fue fundado en 1314 por Luis, primer rey de Navarra y futuro rey de Francia. Un lugar de casas blancas bordeadas de verde y rojo. En la meseta de Vaucluse, en la región de la Provenza, tenemos Gordes, cuyas casas se hallan a los pies de un imponente castillo renacentista. A destacar sus calles estrechas y sinuosas y su iglesia, una imagen que ha servido de fuente de inspiración para muchos artistas.
En el camino de París a Orleans tenemos Yevre le Chatel, que combina la magia de sus murallas y su castillo del siglo XIII con su iglesia románica de Saint Gault. El encanto de sus calles llenas de flores, sus casas antiguas de piedra caliza y sus jardines han inspirado a artistas tanto nacionales como internacionales. Por último, hay que mencionar a Locronan, un pueblo maravillosamente bien conservado y que cuenta con hermosas casas renacentistas y una iglesia del siglo XV.