Con una población cercana a los dos millones de habitantes, Lyon es la tercera ciudad más grande de Francia, y un importante centro de negocios industrial. Se encuentra entre París y Marsella, y su área metropolitana es la segunda más grande, después de la de París. Lyon es una mezcla de lo viejo y lo ultra-moderno, en una consonancia perfecta.
Una de las grandes industrias que operan en Lyon es la de la seda. No en vano es conocida como la capital mundial de la seda. Pero, algo que quizás pueda interesarnos más, Lyon es conocida también como la capital gastronómica de Francia, superando incluso a la mismísima París. Es uno de los mayores reclamos para reservar nuestros hoteles en Lyon. En Lyon, como todos seguramente sabéis, tuvo su origen el cine.
Con todas las industrias que hay en Lyon, el casco histórico, sin embargo, no ha perdido en ningún momento su encanto. En la colina de Fourvière encontraréis la preciosa Basílica de Notre Dame del siglo XIX. También hay un teatro romano bastante bien conservado, junto con un hermoso Palacio Arzobispal, una mini Torre Eiffel y un funicular.
Las zonas más conocidas del casco antiguo son las de Saint Jean y la Croix-Rousse. En cualquiera de ellas debéis perderos por su red de callejones, conocidos como traboules. Estos callejones son realmente antiguos, y fueron utilizados originalmente como accesos directos para el transporte de mercancías de manera segura. El verdadero encanto es que muchos de ellos siguen en uso hoy en día.
Lyon cuenta a su vez con el parque urbano más grande de Francia, llamado el Parc de la Tete D’Or. En su interior podemos visitar un pequeño zoológico, así como un gran lago navegable. Podéis hacer incluso un crucero por el río para descubrir los encantos de Lyon desde sus orillas. La ciudad cuenta con hasta 28 puentes, muros de contención, monumentos y majestuosos edificios antiguos.
Y es que Lyon, además de esta puesta en escena de lo viejo, refleja también una arquitectura vanguardista de lo más original. Tenéis que visitar Lyon para dejaros embaucar por una ciudad industrial, que nunca le ha perdido la cara a su pasado.
Foto Vía Sobol Viajes