La Calzada de los Gigantes es uno de los grandes puntos turísticos de referencia en Irlanda del Norte, un lugar reconocido como Patrimonio Mundial por la UNESCO. Estas inusuales formaciones rocosas son un espectáculo visual de primera magnitud, así como su costa y los lugares que la rodean.
Se trata de uno de los grandes símbolos de la costa del norte irlandesa. La Calzada de los Gigantes se formó hace más de 60 millones de años, cuando la zona fue objeto de una intensa actividad volcánica. El fluido de la roca fundida desafió las normas de la gravedad y se vio forzado a ir hacia arriba a través de las grietas del fondo marino de tiza, formando inusuales formaciones hexagonales que hoy son reconocidas como la Calzada de los Gigantes.
La zona se compone de unas 40.000 columnas hexagonales de basalto que tejen un camino maravilloso y asombroso. Además de la fantástica calzada, existen otras maravillas naturales creando un hábitat ideal para las plantas y los animales que viven en él.
Hay una historia mítica para explicar la formación de esta Calzada. Se trata de la leyenda del gigante irlandés Finn McCool, enfrentado con otro gigante, el escocés Fingal. El gigante irlandés fue arrojando grandes terrones de tierra al mar para formar un camino para unir ambos países, y así poder dirimir con Fingal. De ahí que lleve el nombre de Calzada de los Gigantes.
La Calzada cuenta con un centro de visitantes inaugurado en 1986. Aquí se puede encontrar mucha más información sobre el sitio, desde sus historias hasta otros destinos turísticos que podemos encontrar a su alrededor. Y es que no podemos olvidar que muy cerca se halla, por ejemplo, el Castillo de Dunseverick, siguiendo el camino de la costa Causeway, a unos 8 kilómetros de la Calzada.
Unos 18 kilómetros más allá de la Calzada se halla Carrick-a-Rede, un puente de 24 metros de largo que cruza un profundo abismo, sólo para los más aventureros. Una excursión mítica a un lugar mítico bien merece la pena.
Foto: Vía Bridavis