El Templo de Isis en Egipto

Templo de Isis

El Templo de Isis, también conocido como el Templo de Philae, quizás no sea uno de los atractivos más interesantes de Egipto. Sin embargo, su idílica ubicación, en una isla del Nilo, junto al Lago Nasser, hace que sea uno de los más visitados por aquellos que aprovechan la gran cantidad de vuelos low cost que hay últimamente hasta el país de los faraones.

Isis era la diosa de la paz, el amor y la maternidad. Quizás por ello su templo se encuentre en uno de los rincones más entrañables de Egipto. Se halla concretamente al sur de la ciudad de Asuán, y fue construido en la etapa de la Dinastía Ptolemaica. Lo curioso de todo es que, su ubicación actual, no fue originalmente el sitio donde se erigió.

La construcción del Templo de Isis se produjo durante el reinado de Ptolomeo II, entre el 283 y el 246 a.C, y continuó durante dos siglos. Originalmente se levantó en la isla de Philae, casi un kilómetro más arriba de donde se halla actualmente. La historia de cómo pudo llegar hasta aquí es cuanto menos asombrosa.

Isis era la hija de Geb, diosa de la tierra, y Nut, dios del cielo. Despreciada por su incesto, Isis se casó con su hermano Osiris, y dio luz a Horus, el dios con cabeza de halcón. Cuando Osiris fue asesinado por Set, dios del caos con cabeza de buitre, Isis recogió el cuerpo de su marido y lo resucitó. A partir de aquí, el culto a la diosa Isis se propagó desde Egipto al mundo greco-romano, ya que se han visto templos en Pompeya o en Delos con estatuas de Osiris.

Con la llegada de los cristianos, el culto a Isis se fue apagando, aunque continuó hasta el siglo VI, cuando el emperador Justiniano ordenó la destrucción de todos los templos paganos en Philae. Sin embargo, el templo de Isis fue convertido en una iglesia, cayendo en desuso en siglos posteriores. No fue sino hasta el siglo XIX cuando recuperó su atractivo, convirtiéndose en uno de los grandes templos a visitar por los turistas que hacían cruceros por el Nilo.

Sin embargo, en el siglo XX, la construcción de la presa de Assuán, amenazó con sumergir a toda la isla de Philae. Es así como se tomó la decisión de llevar el Templo de Isis, y otras reliquias de los alrededores, hasta la cercana isla de Agilika. Los más de 50.000 bloques de piedra del templo fueron transportados y colocados uno por uno en su nueva ubicación, en un impresionante alarde de ingeniería.

Hoy se puede visitar este maravilloso lugar a bordo de las tradicionales falucas que cruzan el Nilo. El recorrido nos hará trasladarnos en el tiempo, a aquel maravilloso antiguo Egipto que tanto ha fascinado de generación en generáción.

Foto Vía John S Y Lee