El Alcázar de Segovia

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El hecho de que la factoría Disney se inspirara en él para crear el famoso Castillo de la Cenicienta ya deja patente que el Alcázar de Segovia no sólo cuenta con una belleza innegable sino también con una magia especial. Por eso, el mismo se convierte en una visita imprescindible cuando se realiza una escapada a la famosa ciudad del Acueducto.

En una colina, rodeada por los ríos Clamores y Eresma, es donde se encuentra situada esta fortaleza que sabemos que tiene orígenes romanos aunque no sería hasta el año 1122 cuando aparecen los primeros documentos sobre la misma.

Reyes como Alfonso VIII, Alfonso X y Felipe II fueron los que hicieron de este lugar un punto de referencia y es que lo utilizaron como residencia oficial y le dieron un valor y un prestigio que trajo consigo que durante el siglo XV fuera uno de los palacios más importantes. Monarcas todos ellos que le dejaron su impronta y que lo sometieron a diversas remodelaciones y renovaciones con el claro objetivo de que lograra un aspecto espectacular, como es el que tiene hoy.

Un museo de armas y el archivo más antiguo de las Fuerzas Armadas son los que acoge en su interior el Alcázar de Segovia donde adquieren especial protagonismo su insigne torre del homenaje, su patio herreriano o su puente levadizo. Sin embargo, la belleza de este edificio también puede apreciarse en su interior gracias a la elegancia y majestuosidad de algunas de sus estancias como sería el caso de la Sala del Trono. Un espacio este, de marcado estilo mudéjar, donde adquieren relevancia los blasones y retratos de los Reyes Católicos.

La Cámara Regia, la Sala de Armas que ejerció como armería de la Casa de Trastámara o la Sala de la Galera, construida en 1412, son otros de los espacios más significativos de este monumento segoviano.