Irlanda es un precioso país que queda dominado por paisajes de un verde intenso, el mar y una cultura propia que los hace muy especiales. Mira por la Red, planifica tu viaje y ojea los vuelos a Dublín, la capital del país, porque merece la pena ser visitada.
Dublín, de pequeñas dimensiones, es perfectamente recorrida a pie para llegar a cualquier parte. Hay muchas cosas que ver, visitar y hacer, pero sin, duda alguna, una de las más conocidas es redescubrir esta ciudad a través de sus tabernas. La zona de Temple Bar es donde se sitúan la gran mayoría, que están una al lado de la otra.
Estos pubs son especiales y punto de encuentro de los locales durante todo el día, pues allí se puede comer, cenar, ver el fútbol y, como no, tomar mucha cerveza, si es Guiness, la del país, mucho mejor. Algunas de estas tabernas son antiquísimas y se convierten en lugares clásicos que visitar por su larga historia y reconocimientos.
Las más importantes suelen tener varios pisos. Uno destinados a restaurante, otro para tomar algo y la planta principal donde se suelen realizar conciertos y música en vivo de grupos folclóricos que invitan inevitablemente a mover los pies, con sus ritmos celtas, conocidos por todo el mundo. Recomendamos The Temple Bar, todo un clásico, o Oliver St. John Gogarty, siempre llena por su música toda la noche.
En Dublín hay muy buenos restaurantes, pero si quieres comer típica cocina irlandesa es en las tabernas donde se ofrecen suculentos y abundantes platos por precios muy reducidos. Los dublineses lo saben, y ya están a primera hora de la tarde. Recomendamos ir pronto porque suelen llenarse enseguida y encontrar sitio para cenar puede convertirse en algo agotador.
Es típico el estofado con patatas, la carne irlandesa, el salmón y otros pescados riquísimos. No te pierdas los postres, con tartas tan dulces, como el pastel de baylis, una auténtica delicia o el de fino chocolate. Buen provecho.
Foto: Viajera