Al llegar a Budapest sentía la sensación de estar ante una ciudad nueva, diría que emocionante. Realmente sólo conocía de ella el nombre y me propuse descubrirla, llevarme un recuerdo agradable. Lo que jamás pude imaginar era que esta ciudad, quizás tan desconocida con respecto a otras grandes capitales europeas, me deparara uno de mis viajes más intensos.
Y es que Budapest se me apareció como una ciudad abrumadora. Tenía tantas cosas que ofrecerme… Os haré entonces una selección de las mejores visitas que podéis hacer, porque hablar de ella podría llevarme páginas y páginas enteras.
Una de las atracciones que no debéis perderos en Budapest es un crucero nocturno por el Danubio. Con una copa de champán sobre la cubierta, disfrutando del colorido y el ambiente de la ciudad. El cielo estrellado, los edificios iluminados. El Danubio nos narra la historia de Budapest desde sus aguas, y nos obsequia con la leyenda de sus puentes, la historia de sus edificios, el Parlamento, sus iglesias. Se puede cenar en cualquier crucero, y en la mayoría de ellos la cena está ambientada con un pequeño grupo de ópera, con danzas y arias húngaras. La mayoría de los cruceros se pueden reservar en la Vigadó Square, donde está la estación marítima.
Otro lugar encantador de Budapest es su Museo de Bellas Artes. Las visitas son guiadas, sobre todo las que se llevan a cabo entre las 11.00 y las 14.00 horas, y podremos comprobar preciosos cuadros de los maestros holandeses del siglo XVII, españoles, flamencos, austríacos, y la recién inaugurada sala de artistas italianos. Lo mejor de todo es que la entrada es gratuita. El museo se halla en la Hero’s Square.
De allí podemos irnos a la Ópera. Aunque no seáis amantes de ella, debéis visitarla. Es un edificio impresionante, diseñado por Miklos Ybl en 1884, de estilo neorenacentista. A la izquierda de la entrada principal se pueden comprar las entradas para cualquier espectáculo, que también es una joya. Las visitas al interior son a las 15.00 horas. Nos hacen esperar un poco en el hall de la entrada, pero no importa, ya que de por sí es deslumbrante. Las estatuas y los cuadros que la decoran también son espectaculares. Hay una línea de metro, la amarilla, que tiene una parada en la Ópera.
A orillas del Danubio se encuentra el Parlamento, muy parecido al edificio del parlamento británico. La mejor hora para visitarlo es a las 10.00 horas. Hay algunas medidas de seguridad un tanto engorrosas, pero vale la pena visitarlo. El edificio tiene alrededor de 700 habitaciones y 18 patios. Sólo se pueden ver algunas, claro está, aunque las que nos muestran son muy suntuosas, con columnas, esculturas y decoraciones en pan de oro. Lo más espectacular es la corona real situada debajo de la cúpula del edificio. Para llegar hasta allí podéis tomar la línea 2 del tranvía.
Por último, os recomendaría una visita a la Sinagoga de Budapest, la segunda más grande del mundo. Data de 1859, y el edificio incorpora características de las tres grandes religiones. Hace poco fue restaurado, y en sus alrededores se halla el magnífico Raoul Wallenberg Memorial Park. Dentro de la sinagoga tenemos el museo, con interesantes objetos, la mayoría de ellos donados. Dentro de la propia sinagoga se puede reservar una visita por el barrio judío de Budapest, que también es muy aconsejable.
Lo dicho, Budapest me maravilló. Una ciudad suntuosa y bohemia a la vez. Un fantástico rincón donde perderse y vivir el pasado y el presente, la animada versión del día y la magia iluminada de la noche. Os encantará.
Foto 1: Fuente Hungríaturismo
Foto 2: Fuente Besthotelsbudapest