El Valle de Viñales es uno de los rincones más bellos de Cuba por no decir de toda América. Situado a 25 kilómetros al norte de Pinar del Río (en la provincia del mismo nombre), tiene como núcleo urbano central la localidad de Viñales.
El lugar es un paisaje de descomunal belleza, en el cual se explota una agricultura tradicional basado en el tabaco. Y es que los mismo tabacales forman un paisaje rural acogedor, un paisaje que se complementa perfectamente con los mogotes que más tarde comentaremos.
Además, el Valle de Viñales posee especies vegetales y animales únicas o en peligro de extinción. Entre las especies vegetales de la zona hay que comentar la palma de corcho, el agabe, el roble caimán, el drago o la palmita de la sierra. Entre los animales, los más característicos de Viñales son el sinsonte, el zunzún, el tocororo y el ruiseñor.
El pequeño núcleo urbano de Viñales, una mezcla rara de turistas y “guajiros” (campesinos) cubanos, se encuentra enclavada en la Sierra de los Órganos, parte integrante de la cordillera de Guaniguanico, en una fértil y atractiva llanura que se sembra de monolitos verticales cubiertos de vegetación, es decir, de Mogotes. El Parque Nacional Valle de Viñales cuenta, gracias a los mogotes, con el mayor sistema cavernario de Cuba, donde destaca la Cueva del Indio que es la mayor de las Antillas con 45 kilómetros.
A tan sólo cuatro kilómetros de Viñales, al que se puede acceder caminando, en bicicleta o en taxi, se encuentra el mogote Dos Hermanas, lugar en el que se exhibe el “Mural de la Prehistoria”, un enorme fresco de 120 metros de alto por 180 de ancho hecho por el cubano Leovigildo González, discípulo del muralista mexicano Diego de Rivera.
Así pues, si uno tiene oportunidad de ir a Cuba, no se puede perder este hermoso valle ni el pueblo del mismo nombre. El aire que se respira en el lugar es tranquilo, agobiante, hermoso y cálido a la vez. Es una mezcla extraña, como si las calurosas condiciones climáticas fueran contrarestada por la también calurosa bienvenida que hace el lugareño al visitante.
FOTO VÍA: Manuel Dohmen