Senderismo en la isla de Madeira

 Madeira

La isla portuguesa de Madeira tiene una gran cantidad de rutas y paisajes muy aptas para todos. Muchos de estos paisajes espectaculares, realmente, pasan un poco desapercibidos, ya que el turismo de masas se concentra en sus playas. Sin embargo, Madeira es una exuberante isla para los amantes de la naturaleza. La eterna primavera está aquí, en el océano Atlántico, más cerca de África que de su patria portuguesa, a unos 1000 kilómetros de Lisboa.

Madeira tiene una extensión de 23 por 58 kilómetros. A pesar de no ser muy grande, ofrece una sorprendente variedad de paisajes y terrenos. Hay valles bucólicos y escarpadas montañas, acantilados costeros y vertiginosos barrancos, antiguos canales de agua, y laderas cubiertas de viñedos y pequeños pueblos pintorescos que ofrecen un magnífico turismo rural.

Las rutas senderísticas de Madeira van desde las más suaves y sencillas, a aquellas más aventureras que requieren la ayuda de un guía que conozca la zona. Un corto pero maravilloso sendero es el que sigue la Serra do Faial, desde el pueblo de montaña de Ribeiro Frio hasta la vista de Balcoes, un impresionante valle. Levada do Moinho es una ruta plana, muy fácil de hacer, a través de la antigua tierra de molinos de agua, en el noroeste de la isla.

De todas maneras, algunos caminos de esta ruta pueden ser un poco empinados, e incluso nos podemos encontrar con algún túnel, por lo que os recomendamos llevaros una linterna, por si acaso. Sin embargo, no os preocupéis, porque vale mucho la pena, sobre todo por las maravillosas vistas que tenemos. Frondosos valles, cascadas, árboles, flores, de los mejores paisajes que se puede disfrutar en Madeira sin duda.

 Punta de Sao Lourenço

En la zona de la costa, la mejor ruta que podemos seguir es la de Verada da Ponta de Sao Lourenço, muy popular y relativamente suave, desde la que podemos recorrer el punto más oriental de la isla. No hay muchos árboles en esta zona, pero las laderas tienen un color de terciopelo verde, sembrado de violetas, margaritas y rosas. Los acantilados se observan en la distancia, esculpidos por las olas, que rompen en fantásticos colores.

A veces se pueden ver en las rocas a las focas, además de ser éste un gran lugar para la observación de aves. Corre un poco de viento frío, eso sí, sobre todo en los meses de invierno. El final de la ruta es una pequeña subida, algo resbaladiza al principio, pero desde la que podemos ver unas maravillosas vistas del océano.

Por último os recomendamos el Pico Ruivo que, con sus 1861 metros, es el punto más alto de la isla de Madeira. Se halla a una hora de caminata desde la carretera, y en algunos puntos sopla un viento fuerte. Desde su altura apreciaremos sin duda las mejores vistas de la isla. Observaremos el Atlántico, y las montañas de la zona, así como el más pequeño Pico de Areiro. Hay una ruta que une ambos picos, con estrechas cuestas sinuosas, pero muy agradable para los montañistas.

Otras caminatas de montaña muy agradables son la de Verada da Encumeada, subiendo los valles boscosos, y el antifuo Camino Real o Camino Real da Encumeada, que cruza parte de la cordillera central, cerca de algunos de los picos más altos.