Tenemos, a muy poca distancia de la frontera norte de España una ciudad bonita, preciosa diría yo, que está muy poco explotada turísticamente. Hablamos de Pau, ciudad del sur de Francia y que contiene en sus calles bellas mansiones (entre otros muchos atractivos) a las cuales hoy haremos referencia.
A partir de 1815-1820, Pau se puso de moda entre la clase más pudiente de la sociedad británica. Su ubicación, la vista desde las pequeñas colinas que lo rodean y un ambiente tranquilo, daban a los británicos todos los ingredientes necesarios para pasar unas buenas vacaciones. Al mismo tiempo Pau empezó a convertirse en la puerta de los Pirineos, en la ciudad que daba acceso, desde el norte, a una cordillera todavía poco explorada.
Un ejemplo de lo que estamos diciendo lo vemos en Lamartine, el cual escribía en el siglo XIX: “Pau tiene la más bella vista campreste, como Nápoles tiene la más bella vista marítima”. A través de la publicidad positiva, Pau comenzaría a llenarse de adinerados procedentes de toda Europa, desde Gran Bretaña hasta Rusia, los cuales buscaban un maravilloso clima junto a estaciones termales y montañas.
En este contexto se construyen varios edificios, varios palacios que serán lugar de estancia de dichos adinerados turistas. Ejemplo de uno de estos Palacios lo vemos en el Hôtel Gaisson, preciosos ejemplo de la hostelería de lujo, que inaugurado en 1870, este precioso palacete de la denominada Belle Epoque, representa los fastos del Pau de los terminios del siglo XIX y principios del XX. Está considerado como uno de los más bellos de Europa y en 1938 se transformó como un edificio de viviendas. Se encuentra en el Boulevard de los Pirineos, muy cerca del Castillo y entre el Parlamento de Navarra y la Iglesia de San Martin.
Otro ejemplo de la época lo encontramos en el L´Hôtel de France, en plena playa Royale y hotel de significado presitigio antiguamente. Hoy día alberga parte de los servicios administrativos del ayuntamiento y es sede de la Comunidad de Aglomeración.
Pero no sólo fueron hoteles lo que se construyó, también tenemos el ejemplo de La villa Challe, también en el boulevard de los Pirineos y de estilo Art Deco.
Así pues, Pau nos ofrece, además del Castillo y las aguas termales, unos paseos que rememoran la Francia del siglo XIX, el gusto de la burguesía de la época y la tranquilidad que ya entonces atrajo a buena parte de los ricos de entonces.
FOTO VÍA: ignaciovel