Había viajado ya en más de una ocasión hasta Lisboa, pero siempre me quedaba la espinita olvidada de una ciudad como Oporto. Las imágenes de postal de los atardeceres junto al Duero era algo que siempre había querido vivir en persona. Ahora por fin los tenía ante mí. Oporto, la segunda ciudad más grande de Portugal.
Cualquier guía de Oporto os hablará del gran patrimonio artístico y cultural de esta ciudad. No mienten ni exageran en absoluto. Dormida junto a la desembocadura del río Duero, no hay nada mejor que ver esos atardeceres sentados en una terraza junto al río, degustando los vinos de Oporto.
El río, sus puentes, y el color que toman las casas del puerto cuando el sol se derrama en sus últimas gotas sobre ellas. Todo ello acompañado del mejor sabor, el del vino de Oporto. ¿El mejor lugar para probarlo?. Hay una gran cantidad de buenos sitios, pero nos quedamos con Vila Nova de Gaia, donde se mezcla el vino viejo con el nuevo.
Antes de saborear el puerto, el aroma del vino y los atardeceres de Oporto, nada mejor que conocerla un poco. Por ejemplo, la Cueva de Ferreira, al final del paseo junto al Duero. Además del mágico interior de la cueva, en sus alrededores tenéis bellos jardines, y un restaurante con muy buenas vistas.
La Catedral de Oporto y sus callejuelas también merecen una visita. Por allí discurre la silueta de la Iglesia de Santa Clara, el popular barrio de Barredo y el mercado de Bolhao. También encontraréis muchas tiendas pintorescas en donde llevaros el mejor recuerdo de la ciudad. Tiendas más eclusivas las veréis en la zona de la Baixa.
Me encanta Oporto por lo cotidiano que se hace sentarse en alguno de sus restaurantes y cafeterías. Probar el típico filete de la francesinha, o bien sus mariscos, con el bacalhau, que se sirve con arroz y está exquisito. Si os apetecen los platos de marisco, os recomiendo la Playa del Espinho o la zona de la Ribeira.
Y para cenar barato y de categoría en el centro de Oporto, nada mejor que la Abadia do Porto, un lugar sencillo, íntimo y acogedor, con el que terminar un día de turismo en la ciudad.
Oporto es romántica, soñadora, oscura en algunos momentos, pero cautivadora. Dejaros embaucar por el precio gratuito de una postal de sol sobre el Duero.
Foto Vía Itimey