¿Quién no ha visto, leído u oído hablar de la historia de Drácula de Bram Stoker?. Los turistas que visitan Rumanía pueden emocionarse ante la Ruta de Drácula, una mezcla de realidad y ficción a través de la región de Transilvania, un rincón lleno de supersticiones y temores. Magia y misterio guardan sus bosques vírgenes, sus ciudades medievales y sus montañas.
Drácula no significa «diablo», sino «dragón». El nombre se toma de la Orden de Caballeros del Dragón a la que el padre de Drácula pertenecía en 1431, el Conde Vlad. A pesar de su sanguinaria leyenda, era un hombre duro contra sus enemigos turcos. Drácula sigue siendo venerado en Transilvania, ya que fue uno de los más feroces enemigos en invadir el Imperio Otomano.
Podéis seguir los mismos pasos que los que sigue en la ficción Jonathan Harker cuando viaja a reunirse con el conde. Golden Crown Inn, en Bistritz, sirve la misma cena que comió el personaje del libro: un bistec con trozos de tocino, cebolla y carne de res, sazonada con pimienta roja y asada al fuego. De Bistritz, el camino cruza por el Paso Borgo, pasando por hermosos paisajes.
La ciudad de Sighisoara tiene un centro histórico medieval encantador. Pasear por esta ciudad amurallada que data de 1298, con pintorescas y estrechas calles de piedra, recordando la Edad Media. Las torres que rodean la ciudad llevan el nombre de los distintos gremios de la época, como la Torre del Carnicero, la Torre de los Comerciantes… La más distintiva es la Torre del Reloj, símbolo de la ciudad, con sus figuras talladas. Otros edificios interesantes son la casa donde vivía el Conde Vlad, el Monasterio dominico y la Casa Veneciana.
Más al sur se halla el Castillo de Bran, fortaleza asociada al Conde Drácula. Sencillamente es preciosa y enigmática, de color rojo y blanco, construida en 1337. Se sitúa sobre el célebre Paso Bran, una de las rutas comerciales medievales más importantes. Los comerciantes que cruzaban el paso debían pagar el 3 por ciento del total de la mercancía transportada. Y eso que el Conde Drácula no vivía allí, sino en un castillo cerca de Curtea de Arges. El castillo, tras pasar por varias manos, se convirtió en el hogar de la familia real rumana hasta 1948.
El castillo tiene escaleras secretas, torres, patios y ventanas cerradas que se abren mediante bloques de madera giratorios de 20 centímetos de espesor. También hay un pequeño museo de armería. Si podéis, visitarlo en verano, donde en los pueblos cercanos se celebran festivales de baile tradicional.
Muy cerca de aquí se encuentra Arefu, donde tuvieron su origen muchos de los caballeros del conde. Hoy en dia los descendientes de estos caballeros se encargan del turismo de la zona, con proyectos de historia y folclore popular. Otros sitios que se incluyen en la Ruta de Drácula son la Torre Chindiei en Tirgoviste, que fue la capital durante el reinado del Conde Drácula; la fortaleza de Poienar y el Monasterio de Snagov, donde está enterrado el Conde.
Rumanía tiene otras fascinantes ciudades que visitar, incluso aquellas que no están relacionadas con el Conde, como por ejemplo Alba Iulia, Arad y Tmisoara.
Foto 1: Vía Travel National Geographic
Foto 2: Vía Eurobuildings