Cualquier turista que vaya a pasar unas vacaciones en Escocia, no puede dejar pasar la oportunidad de visitar la emblemática ciudad de Stirling. Y es que la misma es clave en la historia de aquella tierra gracias, entre otras cosas, a que en ella nació el mítico William Wallace, que cuenta con su propio monumento.
No obstante, no sólo por ver aquella edificación merece la pena conocer la mencionada población, sino también por poder admirar el viejo puente donde se libraron una de las batallas más importantes entre escoceses e ingleses. Y todo ello sin olvidar tampoco la famosa Iglesia de Holy Rude (Santa Cruz), un enigmático y bello templo medieval que se encuentra a los pies del castillo.
En el siglo XIII tiene su origen la iglesia primera pero un incendio acabó con ella lo que llevó a la nueva construcción que hoy se puede visitar y que fue concluida en la primera mitad del siglo XV, concretamente en el año 1414.
De pequeño tamaño es la misma que tiene como principal seña de identidad el hecho de que cuenta con un espectacular techo. En madera de roble está realizado el mismo, que puede apreciarse sin ningún de ornamentación y que merece la pena admirar detenidamente ya que es uno de los pocos de este tipo que se mantienen en tierras escocesas.
Además de todo lo expuesto, también toman especial protagonismo en la Iglesia de Holy Rude sus arcos, sus anchos muros o sus columnas.
Varios personajes de la historia de Escocia son los que además han conseguido dotar a aquella de fama internacional. En concreto, nos estamos refiriendo a la reina María Estuardo y a John Knox (fundador del presbiteranismo) que rezó y predicó respectivamente en este templo.