Entre una amalgama de rascacielos y el bullicio incesante de una ciudad que no para, resulta curioso el choque visual que se produce cuando nos encontramos con la Catedral de San Juan el Divino de Nueva York. Pero claro, es imposible no detenerse ante ella, ya que se trata del edificio neogótico y la catedral anglicana más grande del mundo.
Aunque, bajo los rascacielos de la gran urbe, parezca una pequeña iglesia. Situada en la Avenida de Amsterdam, cerca de Broadway y al lado de la Columbia University, comenzó a construirse en 1892 y, curiosamente, aún no se ha terminado del todo, de ahí que los neoyorquinos la conozcan popularmente como San Juan la Interminable. A pesar de todo, hoy es la sede del arzobispado de la Iglesia Episcopal de Nueva York.
Sea donde sea el lugar en el que tengáis vuestros hoteles en Nueva York baratos, esta catedral resulta de visita imprescindible. Especialmente por sus enormes dimensiones, más que por su carácter arquitectónico. Colocaros en la puerta de entrada y disfrutad con su Portal del Paraíso, un pórtico que hace honor a su nombre. Es el comienzo de nuestra visita al templo, y sin duda que no podría ser mejor.
Nada más entrar un tremendo haz de luz aparece sobre nosotros. Es el que se dispara a través del rosetón de la fachada, formado por algo más de diez mil piezas de cristales de colores. Lo que hace que nos encontremos ante el rosetón más grande de los Estados Unidos.
Llama la atención la gran cantidad de público que siempre se sitúa alrededor de la Capilla del Trabajo. En su origen se dedicó a los 12 bomberos que murieron en 1966, aunque desde el atentado contra las Torres Gemelas el 11 de septiembre del 2001, se ha convertido en lugar íntimo de recuerdo y memoria para los 343 bomberos que fallecieron aquel día.
– Información adicional
Se puede realizar una visita guiada por toda la catedral, al precio de 16 dólares. La visita incluye una guía turística, visita a las diferentes capillas, subir al techo y contemplar las alturas de la catedral
Foto Vía 48 Hours Visit