Marruecos es un conglomerado de nuevas sensaciones protagonizadas por la cultura árabe. Una riqueza de expresiones, arte e historia que nos atrapa nada más llegar. Quienes han estado en el desierto dicen que es una experiencia única y es que vale la pena conocerlo y hacer una ruta de algunos días a este mágico lugar.
Una excursión a Essaouira nos sirve para conocer mucho más de los misterios de los árabes. La ciudad es bella y cargada de vida y luz, por los destellos del sol. Posee mar y montaña, lo que la hacen un lugar muy completo.
Además, permite hacer excursiones al desierto desde Marrakech. El puerto de Essaouira, al que podemos acceder desde la puerta Bab El Marsa, nos dice mucho de la cultura arraigada y de los barcos que llegan a diario, siendo una ciudad pesquera. Vale la pena visitar su medina, declarada Patrimonio mundial de la humanidad por la UNESCO.
Además de museos o otros edificios característicos, hay pequeños mercados para ir de compras y talleres artesanos donde quedarte alguna reliquia especial y típica del lugar. Hay una gran cantidad de bares y restaurante que permiten disfrutar de su buen clima al aire libre.
No podemos dejar de nombrar su playa. Intensa y de una larga franja de diez kilómetros es de arena fina y destaca por su tranquilidad y relax, al no estar demasiado poblada. Pero las actividades se suceden en esta animada ciudad y a principios de la época estival tiene lugar un festival internacional de música muy importante, siendo protagonista el jazz y el blues.
Essaouira es perfecto para recorrer su región. Se realizan toda clase de salidas al desierto para practicar aventura con quads o 4×4 o bien sobre dromedario. Es tradicional quedarnos en una típica jaima y pasar la noche en el desierto.
Foto: ahron