Hay dos pequeñas ciudades, ambas llamadas Cataratas del Niágara, a cada lado de la frontera entre Estados Unidos y Canadá, y que son muy diferentes. La historia comienza cuando el hermano de Napoléon trajo aquí a su esposa de luna de miel, con el fin de que viera las impresionantes cataratas, auténtico imán para todo recién casado. Las enormes caídas de agua se extienden por el río Niágara, entre Ontario y la parte superior de New York State.
La ciudad de las Cataratas del Niágara canadiense es un lugar lleno de hamburgueserías y tiendas de recuerdos, un lugar maravilloso para pasar una luna de miel en sus casas de campo. Millones de personas vienen aquí cada año para ver las cataratas, y la ciudad puede atender todas estas necesidades, con sus restaurantes, hoteles y tiendas en abundancia.
Desde aquí podemos ver dos caídas de agua, la canadiense y la Horsehoe, que es con mucho la más impresionante. Es un auténtico trueno de la naturaleza sobre la curva del río Niágara. Una manera segura de llegar hasta las Cataratas es un viaje en el Maid of the Mist, el barco que nos lleva al pie del torrente. Nos veremos terriblemente pequeños y vulnerables ante la gran pared de agua. El rugido de las cataratas es ensordecedor.
Cruzar a la parte estadounidense, o viceversa, según de donde vengamos, es muy fácil. Caminaremos o conduciremos por el Puente del Arco Iris. La pequeña ciudad de Cataratas del Niágara en Estados Unidos es mucho menos comercial que su vecina canadiense. En todo caso, también tiene tiendas y muy buenos restaurantes. Curiosamente se hallan aquí más de 150 tiendas con las marcas de moda más exclusivas.
Los recién casados vienen hasta aquí en manada, se podría decir. Precisamente, en la película «Niágara», de Marilyn Monroe, es aquí donde pasan la luna de miel. Pero, ya sea de luna de miel o no, cualquier lado de las Cataratas del Niágara merece la pena ser visitado
Foto: Vía Drab6fishing