Posiblemente Cannes sea especialmente conocida mundialmente por su festival internacional de cine. El lujo y el glamour que se dan cita durante los días que se desarrolla el evento dan la impresión real de esta ciudad: un lugar caro para el turista de a pie, y al que solo pueden acceder aquellos que disponen de un gran presupuesto para sus viajes.
Cannes está situada en la Costa Azul francesa, a solo 30 kilómetros de Niza y a menos de una hora en coche de la frontera con Italia. Son muchos los turistas que llegan aquí con sus cruceros desde Barcelona, y durante la visita disfrutan de sus playas de arenas doradas y la vista de las villas lujosas que bordean toda la bahía. La aristocracia ha tomado Cannes, y la ha convertido en uno de sus principales destinos turísticos en el Mediterráneo.
Nada queda ya de aquella Cannes tradicional, un pequeño pueblo de pescadores de principios del siglo XIX. Hoy con solo pasear por la zona del puerto viejo y el puerto deportivo veremos una Cannes llena de coches de lujo, hoteles exclusivos, urbanizaciones, apartamentos caros, yates, etc…
Desde el puerto se puede recorrer el Boulevard Croisette, desde el que se contempla la playa y la bahía, así como el Rade de Cannes, una de las siluetas más características de la ciudad. El otro gran punto de encuentro es el Boulevard Jean Hibert, a cuyos pies también se sitúan numerosas playas. Ambos lugares componen la zona moderna y exclusiva de la ciudad.
¿Algún rincón tradicional en Cannes? Para ello tendríamos que irnos hasta Le Suquet, un pequeño barrio lleno de callejuelas estrechas y peatonales, que suben la colina de Cannes hasta llevarnos a los miradores de la ciudad. La recompensa de la subida es fabulosa, ya que a nuestros pies se situarán el puerto, la bahía, el Cabo de la Croisette, el Golfo de la Napoule y las montañas del macizo de l’Esterel.
Lujo, glamour y exotismo se abren paso en Cannes. Lo que veis en televisión durante el festival de cine es lo que puede transcurrir en la ciudad a lo largo del año, especialmente en verano. Es un destino caro, posiblemente para una visita de un día, pero que merece la pena por su fama y su excentricidad.
Foto Vía Bugbog