Tanto en verano como en invierno, Austria sorprende al más incrédulo viajero por la cantidad de bellos parajes y pueblos que parecen sacados de un cuento. En verano, los verdes prados nos regalan paisajes enviadiables, y en invierno (aunque hace bastante frío) la nieve da paso a rincones especiales, como Innsbruck, salzburgo o el bonito pueblo de Baden.
Vivir la Navidad en este país es una experiencia única, así que escápate durante el puente de diciembre o en enero y conviértete en el protagonista de historias del pasado que llegan al presente. El turismo en Viena se hace imprescindible, pues está repleto de edificios monumentales que mezcan gran variedad de estilos.
¿Qué ver en Viena? La ciudad más imperial nos ofrece la visita de importantes lugares que han sido habitados por reyes y la aristocracia más importante de Europa. Un claro ejemplo es el palacio de Schönbrunn, donde vivió la famosa emperatriz Sisí. Su legado se deja ver en cada una de las estancias que se permiten descubrir al viajero y sus extensos jardines que llegan a lo alto de una pequeña colina.
Muy cerca encontramos el Museo de Carruajes, el Teatro de Marionetas, un divertido y hermoso laberinto, la glorieta con alguna terraza para descansar al aire libre y el zoológico de la ciudad, que erige como en más antiguo del mundo.
Si de palacios se trata no te pierdas el de Hofburg, la residencia imperial, y lugar de grandes acontecimientos a lo largo de la historia. Recomendamos especialmente la Escuela Española de Equitación, la Cripta Imperial, la Biblioteca Nacional, el museo de la ciudad, el Museo de Bellas Artes, las avenidas principales… y degustar cocina típica vienesa en alguno de los lujosos restaurantes de la ciudad. Debes probar la típica tarta Sacher, toda cubierta del chocolate más puro. ¡Toda una tentación!
Foto: kainet