Al sur de Perú se halla Arequipa, la tercera ciudad más grande del país. Os recomiendo que si queréis ir a ella, que merece mucho la pena, lo hagáis volando desde Lima, ya que en autobús tardaréis una eternidad, concretamente unas quince horas.
Al estar más al sur, y no tanto en el altiplano, es un lugar de Perú que se puede visitar más fácilmente, olvidando un poco la altura del país. Aquí se la conoce como la ciudad blanca, ya que la mayoría de sus edificios fueron construidos con la piedra blanca volcánica que en su día arrojó el Volcán Misti.
Paseando por ella en nuestros viajes os daréis cuenta que Arequipa es una típica ciudad colonial, con casas nobiliarias, pequeñas iglesias y conventos y calles y plazas con encanto. La principal es la Plaza de Armas, rodeada de palmeras y edificios coloniales. Dicen los peruanos que esta plaza es la más bonita de Perú. Por algo será, ¿no?.
Su galería de arcos y sus palmeras la hacen muy pintoresca, la verdad. Muy cerca de ella podemos comenzar nuestra visita por algunos de los edificios más interesantes de Arequipa. Por ejemplo, la Iglesia de la Compañía, construida a mediados del siglo XVII por los jesuitas.
Sin embargo, del edificio que más orgullosos se sienten en Arequipa es del Convento de Santa Catalina, posiblemente el convento más grande del mundo. Realmente se construyó en el siglo XVI con la intención casi de que fuera una pequeña ciudad dentro de otra. Durante 400 años allí vivieron monjas de clausura, sin que nadie en Arequipa supiera nada del interior.
Hoy en día se puede visitar ese interior tantos siglos desconocido. Sorprende porque parece un pueblo en pequeñito, con sus pequeñas callejuelas adornadas con árboles, macetas y jardines. Reservad bastante tiempo para la visita porque, además de grande, os encantará.
Pero Arequipa tampoco sería la misma sin los maravillosos alrededores que la protegen. Cerca de aquí, a unos 160 kilómetros pero de visita imprescindible, encontraréis el Cañón del Colca, uno de los grandes atractivos de Perú, sobre el que vuelan los míticos cóndores. La carretera que nos lleva hasta aquí es un sin fin de paisajes de montañas, valles verdes y tierras grises.
Perú es un país legendario en el que Arequipa cobra vida y luce como una joya blanca. Imprescindible de conocer si estáis por aquí.
Foto Vía Clínica Jurídica Unsa