Una de las ciudades europeas que cada año recibe más visitantes, procedentes de todas las partes del mundo, es Brujas. Su casco histórico de corte medieval, que tiene el privilegio de estar catalogado como Patrimonio de la Humanidad, es el que se ha convertido en el principal atractivo turístico de esta urbe que se halla enclavada al norte de Bélgica.
En el siglo IX tiene su origen aquella, conocida como la “Venecia del norte” por el numeroso conjunto de canales que posee, que cuenta con una serie de enclaves que se convierten de obligada visita para quien la descubre por primera vez.
En este caso, podemos decir que estos son algunos de los espacios que irremediablemente hacen que sea un auténtico lujo y una maravilla para los sentidos el pasar unos días en Brujas:
- Torre de Belfort. Uno de los símbolos patrimoniales de la ciudad belga es esta construcción que llega a alcanzar los 83 metros de altura. Lo que hay que hacer no es sólo admirarla exteriormente sino también a través de su interior. En concreto lo recomendable es subir los 360 escalones, aproximadamente, que tiene y disfrutar desde lo alto de unas vistas majestuosas de la zona.
- Plaza Mayor. El corazón de la urbe es este espacio, también conocido por el nombre de Markt, que se convierte en el motor de la vida en la ciudad. Recorrerlo y conocer sus construcciones es algo que hay que hacer obligatoriamente en él pero también el perderse por el mercado que acoge los sábados.
- Burg. No menos relevante es esta plaza que cuenta con una belleza incalculable. En ella toma especial protagonismo el edificio del Ayuntamiento, que está datado en el siglo XIV.