Tossa de Mar es un conocido municipio turístico de la Costa Brava, en la provincia catalana de Girona. Pese a que sus calles están preparadas para el turismo de sol y playa, podemos estar en cualquiera de los hoteles en Tossa de Mar y no ir a la playa para disfrutar de una vuelta histórica por el municipio.
Lo primero que podemos admirar son las espectaculares torres de defensa que aún hoy custodian el núcleo antiguo de la población, torres que nos darán una idea de la dificultad que tenían todo tipo de invasores para penetrar en el municipio.
La primera mención que se tiene de Tossa de Mar es del año 966. Más tarde, hacia el 1187 se construyó el castillo, el cual tuvo la clara misión de defender la costa, cosa que bien hizo hasta que durante el siglo XIX decayó y de sus restos nació el actual faro, el último vestigio de aquella fortaleza medieval.
Entre los siglos XII y XIV se tiene constancia de que Tossa de Mar era un pueblo metido dentro de un recinto amurallado, una muralla que defendía a la población frente a las incursiones y agresiones piratas. Aún hoy se conserva casi la totalidad del perímetro original y tres grandes torres cilíndricas que se llaman Joanàs, Horas y Codolar defienden orgullosas la ciudad.
Una vez hemos visitado y conocido la historia más importante de Tossa, su historia medieval, podemos dirigirnos hacia la playa y ver el edificio de la Vila Vella, construcción que ya en 1931 fue declarada como Monumento Histórico-Artístico Nacional. Las murallas que se levantan en el cabo de Tossa son el último vestigio de lo que en su día fue la población fortificada, un ejemplo único en toda la costa catalana.
Así pues, vemos que Tossa de Mar tiene más que sus bellas, hermosas, elegantes y refrescantes playas, Tossa tiene una historia interesante, una historia como todos los pueblos de su alrededor, aunque seguramente Tossa de Mar ha sido la que mejor ha sabido conservar. Un pueblo que bien merece más de una visita, ya sea de paso, ya sea para pasar todo el verano.
Foto Vía: Josemanuel
