París, ciudad de la luz y del amor, también es ciudad de parques y jardines. Si estamos en uno de los hoteles en París, cansados ya de tanto monumento y tanto caminar, puede ser una buena opción ir a uno de sus más de cuatrocientos parques y jardines y relajarnos en algún banco no oyendo nada más que el silencio que a tantos artistas ha inspirado. Pese a ser una de las urbes más grandes de Europa y del mundo, la capital francesa también es la ciudad más arbolizada de Europa.
Para que no nos confundamos, pero, hace falta aclarar la terminología. Se les dice “squares” a los parques y jardines más pequeños, “jardins” a los medianos y “parcs” a los espacios verdes y de recreo más grandes. Si buscamos bosques podemos ir a los dos que rodean París.
Los parques y jardines de París están perfectamente comunicados por metro o en autobús y una vez dentro, en la mayoría de ellos disfrutaremos de infinidad de especies de árboles, lejanas y cercanas y macizos de flores y plantas de incontables colores. En estos espacios encontraremos la paz y tranquilidad que toda ciudad exige y podremos conocer diversas estatuas y esculturas originales, así como observar estanques y fuentes, cascadas y grutas, en fin, todo aquel destello de naturaleza que una gran ciudad como París necesita.
Si vamos en verano, veremos que estos lugares se llenan de un ambiente especial. Podremos ver cómo orquestas de jazz, de música clásica o étnica tocan en quioscos y muchas veces en el mismo césped. Si vamos con niños, éstos poseen infinidad de espacios para jugar, tiovivos y hasta paseos en pony por los parques y jardines de París.
Quizás el jardín más conocido de París sea el Jardín des Tuileries, en el distrito de los Champs-Elysées/Louvre. De hecho fue el primer jardín público de París y posee 280 metros cuadrados, espacio que ocupa entre Concorde y la famosa calle Rivoli. Su conceptor fue André le Nôtre allá por el año 1664. Entre sus árboles y paseos podremos disfrutar de parterres a la francesa, esculturas al aire libre, estanques pequeños y bosquecillos para aislarse.
En fin, París es una ciudad inacabable y cada rincón posee una sorpresa, lleva más allá de la propia ciudad. Esto también ocurre en sus zonas verdes, que además de parisinas, son naturales.
Foto Vía: Palagret