No tienes más remedio que enamorarte de una ciudad como Monastir, situada 165 kilómetros al sur de Tunis, la capital de Túnez. Pasear por la Corniche de Monastir es uno de los grandes placeres que nos puede dar la vida. Precisamente auí se encuentra uno de los puertos deportivos más animados y lujosos de África.
Si reserváis vuestros vuelos a Túnez, tenéis una gran oportunidad para llegar al Aeropuerto de Monastir. La Marina es el puerto deportivo de la ciudad, salpicado de bares, restaurantes, apartamentos para alquilar. Ya veréis luego el enorme contraste que hay entre esta parte de la ciudad y su centro histórico.
Sus inmensas playas de arena blanca y sus aguas color turquesa dan paso a otro color arena, el de sus ruinas y sus calles. Si por la mañana vale la pena perderse en la línea de la costa, la tarde la dejamos para pasear por el viejo barrio de Chraga, con terrazas y bares donde descansar y probar el célebre té a la menta.
No olvidaros del Ribat del siglo VIII, la vista de las antiguas murallas romanas, o mezquitas de enorme belleza, como las de Zaouia de Saida o la Mezquita de Bourguiba, construida en 1963, una de las más hermosas de Túnez, y en la que destaca su minarete de más de cuarenta metros de altura.
Pero, ¿quién no se prendaría de una ciudad como Monastir paseando por su medina?. El olor y el sabor de la brisa fresca se mezcla aquí con el aroma de las especias y otros productos típicos. Callejuelas sinuosas y callejones de colores que dan paso a cientos de puestos de alfombras y otras artesanías.
Si venís desde la zona de la playa lo primero que veréis será la Bab Briqcha, o Puerta Sur, una construcción otomana del siglo XVII. Sin embargo, no todo es viejo en la medina, sino que se ha modernizado con nuevos edificios, tiendas y largas avenidas, lo que provoca que la medina de Monastir sea una de las más limpias de África.
Otros edificios de interés en Monastir son el palacio presidencial y el mausoleo de Bourguiba, la fortaleza del siglo VIII, el Museo Islámico, la Gran Mezquita del siglo IX. Enamorarse de Monastir está al alcance de cualquiera que quiera ir a visitarla.
Foto Vía Virtual Tourist