Isla de Pascua un Destino Turístico Diferente

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Cuando hablamos de Isla de Pascua, a la mayoría de las personas se les viene a la mente los Moai, aquellos enigmáticos y misteriosos colosos tallados en piedra que están colocados estratégicamente en algunos puntos de la pequeña isla y que como sus habitantes han sobrevivido al paso del tiempo, a epidemias, hambrunas, guerras internas entre clanes, esclavitud y hasta hace poco tiempo al casi colapso de su delicado ecosistema.

Y por qué relacionar estos monumentos con los hechos mencionados, pues porque los Moai y los pascuenses son lo mismo, son la esencia del espíritu de antiguas razas vagabundas del mar y que hicieron de este pequeño pedazo de tierra enclavado en medio del Océano Pacífico, que posee el record de ser la más remota isla habitada en el mundo, a más de 4.000 kilómetros al oeste de la costa sudamericana.

Poseedora además de una belleza natural abrumadora, con playas de suaves arenas blancas y tibias aguas, que hacen de la natación y el buceo un auténtico placer. Con abundante pesca y punto de encuentro mítico para los amantes del surf.

Pero no todo es playa, hija de los volcanes, la Isla de Pascua presenta por doquier vestigios de su origen, especialmente al recorrer las cuevas volcánicas situadas en Ana Kakenga y llegar a la cima del extinto volcán que corona la isla. Punto de encuentro sagrado para los habitantes de la isla.

La mejor forma para recorrer la isla es acompañado de un guía local, conocedor profundo y experto de sus recovecos y que con la hospitalidad legendaria de la polinesia, te hablará de sus mitos, leyendas y tradiciones mientras te lleva a recorrer su hogar utilizando para ello, según sea la ocasión los caballos, las bicicletas o todoterrenos descapotables, ya que el suave clima de la isla la convierte en un lugar plácido y soleado todo el año, con temperaturas que varían según la estación, pero puedo afirmar que es un punto del planeta donde el frío no se conoce.

Indiscutiblemente la mayor atracción de la isla son sus Moai, esculturas únicas en el mundo, creadas utilizando la piedra volcánica de la cantera de Rano Raraku y que fueron esculpidas a mano por los habitantes de la isla. De su real sentido o utilidad nadie está de acuerdo. Hay varias teorías: Una que apunta que fueron situados allí para recordar a los antiguos dioses como el Manu Tara, o el hombre pájaro. Otra que fueron esculpidos por una antigua reza de orejas largas, que era la casta reinante y poderosa para recordar a sus ancestros y ser perpetuada por toda la eternidad, como lo hicieron los faraones en Egipto. (de allí sus extrañas proporciones de gran cabeza y corto torso) y que fueron derribados en las guerras internas de los siglos 18 y 19 en las que estos gigantes cayeron y así permanecieron hasta la década de los 50 el pasado siglo, junto a sus hermanos que yacen sin acabar en la cantera.

Si bien no es un destino habitual ni económico, especialmente por su lejanía, realmente merece la pena llegar hasta allí para disfrutar de un destino turístico exótico, diferente y con gente hospitalaria y amable; con buenos hoteles, buena comida y flores a tu llegada.

Foto: Flikr