Unas vacaciones en la Toscana, y especialmente en la ciudad de Florencia, se convierten en una experiencia inolvidable por muchas razones. En primer lugar, el arte, la arquitectura y la historia se pueden palpar en todos y cada uno de sus rincones, en sus ciudades, pueblos y campos. En segundo lugar, la gastronomía de la región representa de la mejor manera posible las virtudes de la dieta mediterránea. En todos sus productos encontramos sabores extraordinarios que son desde hace tiempo reconocidos en todo el mundo.
En este sentido, el vino es uno de los máximos exponentes de esta excelencia y, en la Toscana, el Chianti es sinónimo de vino. Desde las más populares versiones de mesa que encontramos en cualquier restaurante o trattoria, con su característico envoltorio de mimbre, hasta las más refinadas y exquisitas variedades, dignas de ser saboreadas con toda la pausa que sugiere el ritmo de vida tranquilo de sus calles y plazas, en este rincón de Italia no hay mejor manera de acompañar una comida.
Así que si tenemos la oportunidad de hacer una viaje a Florencia, una vez nos hayamos empapado de arte y cultura, una buena opción es hacer también una visita a la zona vinícola que produce la versión clásica y original de esta venerada bebida: la comarca del Chianti. Este territorio se extiende por un área de colinas situada entre la capital de la región y Siena, entre los montes del Chianti, al este y los valles del Pesa y el Elsa al oeste. Su paisaje está dominado por los viñedos y olivares, pero también por los característicos cipreses que reconocemos en muchas de las obras maestras de los maestros del Renacimiento.
En toda la zona podemos encontrar lugares atractivos para visitar: pequeñas aldeas, iglesias, abadías y castillos, granjas y casas de campo que conforman un paisaje de auténtica postal en todos y cada uno de los municipios que conforman la comarca: San Casciano di Val di Pesa, Tavarnelle in Val diPesa, Barberino Val d’Elsa, Greve in Chianti, Castellina in Chianti, Radda in Chianti, Gaiole in Chianti y Castelnuovo Berardenga.
Foto: Allan Harris