Filipinas es un archipiélago tachonado con 7100 islas fértiles y exhuberantes que sirven de hogar a unos 90 millones de habitantes. La naturaleza cubre la mayor parte de estas islas, con impresionantes formaciones rocosas, volcanes ardientes, colinas inclinadas y hermosas playas de arena blanca. También viven aquí las criaturas más fascinantes, ya sea en peligro de extinción o especies únicas en el archipiélago.
La UNESCO eligió cinco espectaculares sitios como Patrimonios Mundiales. En primer lugar, cuatro iglesias barrocas dispersas por al archipiélago, iglesias que sirven como testimonio del orgulloso patrimonio que tienen los católicos del país. Otra de sus maravillas son las Terrazas de Arroz de Banaue, situadas al norte del archipiélago. Estos antiguos campos de arroz fueron construidos en las empinadas laderas de las montañas de Ifugao utilizando el conocimiento y las tradiciones sagradas que han ido pasando de generación en generación.
Cerca de la provincia de Ifugao se halla la provincia de Ilocos y su pequeña ciudad de Vigan. Esta ciudad histórica es la única ciudad colonial española bien conservada en Asia que ha conservado de manera excepcional su peculiar arquitectura y sus elementos culturales.
Otra de las maravillas filipinas es el río subterráneo del Parque Nacional de Puerto Princesa. Se caracteriza por sus espectaculares cuevas de piedra caliza y un río subterráneo que se abre directamente al mar desde la montaña. No menos importante es el Parque Marino Arrecife de Tubbataha. Este atolón es el hogar y sitio de anidación de innumerables especies marinas y aves.
Todos estos patrimonios mundiales de Filipinas demuestran la mezcla única de esta nación, su abundancia natural y su orgulloso legado cultural. Además el archipiélago sirve también de fondo a otras maravillas, como el Chocolate Hills en Bohol, las islas de Pangasinan, el volcán Mayon en Albay y la isla Boracay en Panay. Todas ellas son las principales atracciones turísticas de este país.
Hay muchas maneras para poder moverse en Filipinas. Las líneas aéreas nacionales o las empresas que ofrecen transporte marítimo en la mayoría de ciudades y pueblos lo hacen a un precio muy razonable. Para los verdaderamente atrevidos podéis tomar unos pequeños barcos que navegan entre las islas más pequeñas o un jeep para cruzar el territorio y tener a vista todo lo que queráis ver.
Los filipinos son muy amantes de las fiestas en masa. Así que no os extrañéis si de buenas a primeras veis a un grupo cantando y bailando por las calles. Ciudades de todo el país acogen fiestas temáticas a lo largo del año para celebrar a sus santos y patronos conmemorando tradiciones antiguas. Los grandes festivales son promovidos por el Departamento de Turismo y la animación se vive en todas las calles con música y bailes.
Por ejemplo, uno de los más conocidos y animados es el Festival Ati-atihan de Kalibo, donde se conmemora la historia de la ciudad y se rinde culto al Santo Niño. Estos festivales cobran mayor protagonismo con la maravillosa hospitalidad de los filipinos.
Y es que cada isla del archipiélago puede ofrecernos algo distino y enigmático. La naturaleza y el trabajo del hombre han hecho una fusión única en esta parte del mundo. Sólo quedan ser descubiertos. ¿Estamos preparados?.
Foto 1: Vía Daylife
Foto 2: Vía Kwentongpinas