Belgrado, una ciudad que existe

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La capital serbia es, con una historia que se remonta a más de 7.000 años de antigüedad, una ciudad bastante desconocida aún para el turismo internacional.

Tiene un pasado oscuro claramente marcado por los muchos enfrentamientos que se han producido en sus calles a lo largo de su historia, pero es una ciudad que ha comenzado a salir a la calle y quiere aprovechar toda la riqueza que se ha ido acumulando ahí por el paso de tantas culturas diferentes.

La parte más visitada de la ciudad se divide en dos: la Ciudad Alta y la Ciudad Baja. Aquí encontraréis la Torre del Reloj (Sahat-Kula), lugar utilizado por los turcos para vigilar la ciudad ante posibles invasiones. También es de gran belleza la Kralj-Kapija o la llamada Puerta del Rey, en la que hallaréis un pozo que construyeron los austríacos entre 1721 y 1731, para abastecer de agua la ciudad. La entrada a esta zona se hace a través de las puertas Stambol y Sahat.

La Fortaleza de la ciudad es también un lugar al que se puede acudir para ver la maravillosa panorámica de la ciudad, además de para hacernos una idea de este pasado turbulento que tiene la ciudad.

Otro de los emblemas de la ciudad es la estatua dedicada a la figura de Pobednik, el guerrero con la espada y el halcón. También son dignos de visita los baños turcos de Amam, la puerta de Carlos VI o la torre medieval Nebojsa.

Y si vamos hasta la capital serbia, es completamente indispensable caminar y distraerse en las zonas de Dorcol y Skadarlija. En esta última encontraremos la calle Skadarska, sin duda el alma de la bohemia Belgrado, con sus empedradas calles, un arte que se respira, se escucha y se mira allí, y su gran oferta de cafés, restaurantes y establecimientos pintorescos.

Como podemos observar, Belgrado es una ciudad que destila encanto y misterio a raudales; ¿cuándo nos pasamos por allí?

Foto: Flickr