Escocia es uno de los países más bellos que existen, impregnado por paisajes de frondosa naturaleza, valles verdes y un mar que le aportan todavía más encanto. Por ello, una escapada a su capital, Edimburgo, que te ofrecerá relax, ocio y cultura… todo lo que esperas de un viaje redondo a tu medida.
En avión, llegarás directamente a la estación, ubicada en el centro neurálgico de la ciudad, donde realmente están gran parte de los lugares a visitar. Como verás, no es una ciudad grande, especialmente el centro, que queda bastante concentrado con lo que es más fácil saber qué ver en Edimburgo, de forma cómoda, por ejemplo andando. De todas maneras, sepas que, aunque no hay metro, sí hay una red de autobuses muy bien conectada que suelen pasar cada 5 min.
El centro se divide entre el Old Town (la parte más vieja e histórica) y el New Town (parte más nueva, pero llena de edificios que forman parte del paisaje de esta ciudad con las mismas características). Es, por tanto, una zona llena de casas bajas, parques y jardines, iglesias y otros monumentos de gran importancia.
Ambos distritos están muy bien conservados y fueron nombrados Patrimonio de la Humanidad en 1995 por la Unesco. Uno de ellos, es el Castillo de Edimburgo que se encuentra en esta zona y que podemos ver desde prácticamente todos los rincones de la ciudad. Una visita al castillo nos traslada al Edimburgo más histórico, con diversas estancias donde se realizan exposiciones temporales. Desde lo alto se divisa una magnífica vista de la ciudad, con las montañas y la playa a tus pies.
No abandonamos esta zona porque debajo del castillo existen unos jardines por los que pasear rodeados de tiendas de moda y restaurantes. Están delante de Princess Street, la calle comercial más larga de la ciudad y más animada.