Es una de las gastronomías más ricas y populares de mundo. Es reconocida en infinidad de países, gracias a sus chefs que se han propuesto reinventar nuevos modelos culinarios pero manteniendo siempre los ingredientes tradicionales.
Cada vez hay más viajes baratos para llegar hasta cualquier rincón de Cataluña y saborear exquisiteces a nuestro paladar. Desde Girona, donde encontrar algunos restaurantes de estrellas Michelín hasta Barcelona donde se impone una vanguardia única con terrazas, restaurantes de moda y hoteles que ofrecen una exclusiva cocina muy admirada.
En la costa catalana, los pescados y mariscos abundan al ser zonas pesqueras. Se realizan con mucho sabor con limón, a la brasa y hasta mezclados con arroz, como la típica sopa de pescado o arroz caldoso.
En el interior, las carnes son las protagonistas, como la ternera de Girona que da lugar a platos como el fricandó que se suele cocinar con los bolets o setas que encontramos en tales regiones. Los caracoles son más abundantes en Lleida, aunque se comen en toda la comunidad.
Y de Tarragona son típicos los calçots, otro plato que no podemos perdernos por su sabor y tradición. Se trata de pequeñas cebollas que se asan a la brasa y se comen con la mano rebañando con una salsa especial llamada romesco. Es tradicional realizar calçots con los amigos, los cuales se llevan en una teja con papel de periódico para conservar el calor.
La brasa es una constante en los platos de la gastronomía catalana. Son conocidas sus carnes de cordero con all i oli, que le da ese punto especial. En fiestas, sobre todo los domingos, los canalones hacen furor, un plato que pasa de generación en generación, igual que la sopa de galets (en Navidad) o el pollo relleno con frutos sectos.
Entre los postres, la cremana catalana se lleva la palma, además del roscón de reyes o las conocidas monas en fechas especiales.
Foto: stevendepolo