No, no asociéis Irán con un destino peligroso, o uno de esos lugares a los que no iríais nunca, porque os estaríais perdiendo la oportunidad de descubrir rincones maravillosos. Bien es cierto que los medios de comunicación levantan a nuestro alrededor una serie de prejuicios sobre el país. Pero, tranquilos, siguiendo una serie de consejos noo hay ningún problema.
A mí particularmente me resulta lamentable que un país como Irán, con su impresionante riqueza arqueológica, sus hermosas mezquitas y su legado persa, entre otros atractivos, pueda quedarse en el olvido turístico. El problema está en el falso alarmismo, el prejuicio de creer que vamos hacia un lugar peligroso.
Porque, cuando llegas a Irán y descubres la amabilidad y hospitalidad de sus gentes, te llegas incluso a extrañar. No sabes el porqué no encuentras lo que esperabas, o lo que temías. En sus calles no hay fanáticos islámicos que están esperando al turista occidental para demostrarles su odio.
Al contrario, Irán recibe al turista con los brazos abiertos. El país es consciente de que su imagen no es muy buena en el mundo occidental. Por eso, los pocos turistas que aparcan sus prejuicios y se acercan a Irán, son recibidos con agrado y amabilidad.
Aunque claro, como en todo país musulmán, para que te respeten tienes que respetar, e Irán tiene una serie de costumbres y condiciones que hay que cumplir. No son obligaciones ni impedimentos, simplemente detalles que debemos tener en cuenta antes de viajar. Si os la tomáis como algo rutinario, no se os harán pesadas.
Las mujeres deben llevar un pañuelo en los espacios públicos, incluso en el interior del coche o el transporte público. Además, debe llevar pantalones o faldas largas, nada de minifaldas, escotes ni nada extravagante. Exactamente igual para los hombres, que deben llevar pantalones largos, aunque la camisa de manga corta se acepta.
Aunque pueda parecer lo contrario, Irán es un país al que las mujeres pueden viajar solas. El miedo que hay ante el acoso de los hombres es un tanto infundado. Sí es verdad que, posiblemente, en lugares de mucho bullicio pueda existir algún roce furtivo. Solucionable perfectamente con la indiferencia, o llamando la atención de la gente sobre el tipo que creéis que os acosa.
Apenas siguiendo estos pequeños consejos de conductas de vestir, en Irán no debería existir ningún problema para dejaros llevar por la fuerza de su historia. No tengáis ningún prejuicio, ni disimuléis ser un turista occidental. Los iraníes gustarán de veros por las calles. Sería el mejor ejemplo de ser un país abierto al mundo.
Foto Vía Pantano del Zujar