Rías en la Costa da Morte de A Coruña

Ria de Corcubion
Vista de la Ría de Corcubión

Desde la punta del Monte Louro al sur, en el término municipal de Muros, hasta la villa de Caión en el norte podemos situar los extremos de la Costa da Morte coruñesa. Un lugar salpicado de innumerables leyendas, tierra de mitos y naufragios (de ahí su nombre) y en donde la pesca tiene una importancia destacable. No en vano la riqueza de muchos de sus pueblos costeros se debe en gran parte a este noble arte ancestral.

Qué duda cabe que en una zona como esta el mar ha sido a lo largo de los siglos uno de los principales elementos de la vida de sus gentes. Su costa brava y variada permite la práctica de numerosos deportes acuáticos. De ahí que podamos hacer por ejemplo surf en Galicia con ArtSurfCamp, un campo de surf que, desde el año 2004, ofrece sus servicios desde la playa de Razo, perteneciente al municipio de Carballo.

La Costa da Morte ofrece amplios arenales como los de Carnota, O Rostro, Baldaio o el propio de Razo, así como hermosos acantilados como los del Cabo Vilán o Roncudo, las islas Sisargas y las rías de Corcubión, Camariñas y Corme y Laxe. Precisamente nos detenemos hoy en cada una de estas rías y en la belleza de sus singulares paisajes.

La primera de ellas es la de Corcubión, una amplia ensenada protegida por el Cabo Fisterra por el norte y el Monte Pindo hacia el sureste. Os recomiendo la subida a este última, a su cima de A Moa, a más de 600 metros de altitud, para disfrutar de una de las vistas panorámicas más impresionantes de Galicia. Una ría en forma de arco y que se estira hacia el sur dominada por rocas graníticas que dan lugar a imágenes que han inspirado numerosas leyendas.

Más pequeña y recogida que la anterior resulta la Ría de Camariñas. Situada entre la Punta da Barca y el Cabo Vilán, en ella hay que visitar los puertos pesqueros de Camariñas y Muxía, además de los restos del antiguo puerto de Ponte do Porto. Estas villas son típicamente marineras y en ellas vamos a poder saborear la esencia de lo más sencillo y tradicional. El olor del mar se cuela como una serpiente de cascabel por sus callejuelas.

Por último tenemos la Ría de Corme y Laxe, situada nada más pasar el Cabo Vilán. Su costa está formada por impresionantes acantilados rocosos, un paisaje también de figuras erosionadas a través de los siglos y que han dado lugar asimismo a incontables mitos. Fascinante se nos antoja aquí el recorrido que podemos hacer en coche entre la Punta Roncudo y la Punta Insua, con la vista puesta en el río Anllóns.

Foto Vía Baixamar