Mi trabajo de librero siempre me ha reportado, entre otras cosas, la posibilidad de viajar a mundos imaginarios, disfrutar de otros rincones y escenarios a los que la mente vuela sin necesidad de retrasos ni tarjetas de embarque. A todo esto hay que añadirle la pasión que todo buen conocedor de los libros le pone a sus «hijos adoptivos».
Por todo ello el 23 de abril, día de San Jorge, siempre ha sido una fecha especial ya que se conmemora el Día Internacional del Libro. En Barcelona, además, celebran la festividad de Sant Jordi, patrón de Barcelona y Cataluña. Lo que se vive ese día en la ciudad alrededor del mundo de la cultura es algo que deberíais conocer en algún momento.
Barcelona es una ciudad cosmopolita. Son cientos y cientos los turistas que la visitan cada día, los que la saludan, los que la despiden en los cruceros desde Barcelona que salen de su puerto. El 23 de abril los barceloneses salen a la calle a disfrutar del buen olor de las rosas y en busca de uno de esos particulares viajes imaginarios que ofrecen los libros.
Barcelona se llena de puestos con libros. Las librerías exponen las últimas novedades, se engalanan para la ocasión, como si sus inquilinos asistieran a una boda, y los libreros damos rienda suelta a todas las ilusiones que durante meses hemos ido pergeñando en lo recóndito de los almacenes. Alrededor, la fragancia de las rosas, ese símbolo que San Jorge regaló a la princesa del rosal que surgió de la sangre del dragón que acababa de matar.
Pero, ¿porqué el 23 de abril para conmemorar el Día Internacional del Libro? Sencillamente porque fue el día en el que fallecieron dos de los más grandes escritores de la historia de la literatura universal: Shakespeare y Cervantes. Día en el que en Barcelona la costumbre es que los hombres reciban un libro, y las mujeres una rosa.
Es una tradición que, al menos, viste de un ambiente genuino y particular a la ciudad. Muchos autores llegan a la ciudad para firmar libros, por lo que si sois amantes de la buena literatura es un momento interesante para conocer a algunos de ellos.
Lo que está claro es que Sant Jordi es hoy un viaje imaginario, sí. Convertirlo en realidad está fácilmente en vuestras manos.
Foto Vía GG Blog